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Mario Roso de Luna, mucho más que teósofo

Autor del libro "Por la Asturias tenebrosa", polígrafo y masón, tenía conocimientos de astronomía, gnosis y ocultismo

Mario Roso de Luna.

El Ateneo Obrero de Gijón fue la entidad cultural más relevante de la ciudad entre 1881 y 1937. Desde 1920 su sede se ubicó en las "casas de la viuda Veronda", en una manzana entre las calles de Ezcurdia, Juan Alonso y el paseo del Muro de San Lorenzo, manzana hoy desaparecida. El edificio fue saqueado tras la ocupación de Gijón por las tropas franquistas y finalmente incendiado y demolido en 1938.

A la llamada del Ateneo acudieron, para impartir conferencias desde 1881 hasta 1936, muchos intelectuales ortodoxos, de los clásicos, Unamuno, Pío Baroja y Ramón J. Sender entre muchos otros. Pero la sociedad dio paso algunas veces a lo exotérico, a lo extraño, a lo raro, a lo oculto. Por ejemplo, en su salón de actos en el año 1931, un mes antes de la proclamación de la segunda república, pronunció una conferencia titulada "Las Internacionales y las Patrias" el raro extremeño Mario Roso de Luna y Bover, el autor del inquietante libro "Por la Asturias tenebrosa. El tesoro de los lagos de Somiedo", editado por primera vez en el año 1916.

En ese año de 1931 tenía Roso de Luna 59 años (había nacido en Logrosán, Cáceres, en el año 1872), y moriría en Madrid ocho meses después, en noviembre de una España ya republicana. En el cementerio civil de Madrid está enterrado.

Según nos cuenta "El Noroeste" del 15 de marzo de 1931 Roso de Luna habló con mucho éxito en el salón de actos del Ateneo Obrero de temas como el simbolismo, los templarios, el jesuitismo, el ansa germánica, la masonería "y de muchas ciencias iniciáticas". Las crónicas hablan de muchos socios escuchando con "verdadera religiosidad al doctor don Mario Roso de Luna cuya conferencia tuvo anécdotas que amenizaron y abrillantaron la de por sí amena y brillante peroración".

Mario Roso de Luna hacía una gira por Asturias (ya había publicado su más famoso libro quince años antes) y el día antes de su charla en Gijón había estado en el teatro Novedades de Pola de Laviana en un acto organizado por el Ateneo de Laviana. Allí habló sobre "Positivismo espiritismo y teosofía", y pasó lo mismo que en Gijón que el local estuvo repleto de socios; y en dos sesiones porque en Pola de Laviana dio dos charlas en dos días consecutivos. Era un gurú ese Mario Rosa de Luna, que alcanzó el doctorado en Derecho y que para unos era un sabio y para otros un alucinado.

No era la primera vez, ese marzo de 1931, que el teósofo extremeño hablaba en Gijón. A mediados de noviembre de 1926, en el teatro Dindurra, disertó sobre "Los nuevos horizontes de nuestro siglo", y la prensa resume ampliamente la charla. Vemos que habló sobre temas como el cosmos, la física y sobre la cuarta dimensión. Mario Roso de Luna antes de esta charla en el Dindurra había impartido otras en ateneos asturianos, por ejemplo en el de Turón, el 6 de noviembre, y allí habló sobre los griegos: "Habló también sobre la visión del hombre en la vida, sobre astronomía, sobre filosofía y dijo que en Marte había nieve. A la salida, en la calle, fue señalando a los admiradores los nombres de las estrellas que se veían".

Además, sobre Mario Roso de Luna tenemos que decir que publicó dos artículos, bien interesantes y novedosos, en la prensa local gijonesa. Ambos en el diario "El Noroeste" en octubre y diciembre de 1915, antes de publicar "El tesoro de los Lagos de Somiedo", y trataban sobre la mitología asturiana. Dedicó uno a la Güestia y otro a la Güaxa. También vemos otro artículo de Roso de Luna en el mismo diario del día 1 de diciembre de 1926 donde habla de un juego de mesa chino parecido al tangram y menciona dos veces a "nuestro amigo el culto arquitecto asturiano don Mariano Marín". Se refiere a Mariano Marín Magallón que había muerto en Madrid dos años antes.

En su libro "Por la Asturias tenebrosa. El tesoro de los lagos de Somiedo" (que es un viaje por Asturias en clave ocultista) el extremeño habla de Gijón. Habla de las aras sestianas que estaban en la Campa de Torres y, claro, de Jovellanos, "el polígrafo que es, sin disputa, la figura más noble, más abnegada y más profética en sus intuiciones de todas las de Asturias". Mario Roso de Luna se hospedó durante su estancia gijonesa en el Hotel Malet que cuando en Gijón estuvo Roso de Luna se encontraba en los Jardines de la Reina, frente al puerto local. En el año 1916, precisamente cuando se publica el libro, el hotel pasó a la calle Corrida esquina con la calle Munuza.

Justo frente al hotel cogió una lancha hasta el puerto del Musel, tan cerca al lugar donde habían estado las aras sestianas, una especie de pirámides romanas, y visitó también el barrio de Jove. "Nunca hombre alguno tuve menores obligaciones que yo en Gijón", dice al inicio del capítulo décimo, para citar luego a Pachín de Melás o a Julianón el sacristán de San Pedro.

El escritor gijonés Alfonso Camín entrevistó a Mario Roso de Luna con motivo de su visita a Gijón en marzo de 1931. La entrevista, de cuatro páginas, se publicó en "Norte", la revista que dirigía Camín el mismo mes en que moría Roso de Luna, en el número 25 de "Norte" correspondiente a noviembre de ese año. Antes de reproducir la entrevista Alfonso Camín incluye una necrológica muy cariñosa, "murió un polígrafo, un gran sabio, bachiller a los 15 años, abogado a los 18, doctor en Derecho?".

Le pregunta Camín, entre muchas otras cosas, que cuánto tiempo durará la batalla entre el materialismo reinante y el espiritualismo que propugnaba el extremeño, y él contesta que hasta el año 1975. ¿Se vive después de la muerte? Sí. ¿Qué opina de la reencarnación? Que existe.

Luego Mario Roso de Luna se explaya hablando de temas como la vaca astral de cinco patas, de la relación de la música de Beethoven ("fue teósofo") y Wagner ("fue ocultista y mitólogo") con la ciencia oculta, y manifiesta su admiración sobre Helena Petrovna Blavatsky la ocultista y teósofa rusa que había muerto cuarenta años antes.

La bibliografía de quien era llamado "El Mago Rojo de Logrosán", porque así las siglas coincidían con "Mario Roso de Luna", es extensa. Muchos artículos y muchas conferencias suyas (impartidas, en Gijón, en España, en Londres, París y en América) se editaron. Además de "El tesoro de los lagos de Somiedo" (1916), Mario Roso de Luna dejó publicadas más de veinte obras con títulos tan sugerentes como "Hacia la gnosis (ciencia y teosofía" (1909), "En el umbral del misterio" (1909), "La ciencia hierática de los mayas" (1911), "De gentes de otro mundo" (1917), "El libro que mata a la muerte" (1920), "Una mártir del siglo XIX: H. P. Blavatsky" (1922), "El simbolismo de las religiones del mundo (1925)? Escribió cosas sobre cavernas encantadas, sobre tesoros ocultos, sobre ciudades subterráneas, sobre los eclipses, sobre arqueología, sobre magia?

Nuestro ocultista tuvo una calle en Madrid con su nombre, desde 1932 hasta 1939, y en la placa figuraban debajo de su nombre varios signos masónicos, Roso de Luna era masón de grado 33. Hoy es la calle del Buen Suceso, nombre que tenía antes de 1932. Lo último. En internet se pueden consultar muchos libros suyos e incluso la tesis doctoral realizada por Esteban Cortijo Parralejo en el año 1991 con José Antonio Ferrer Benimelli en el tribunal: "Vida y obra del doctor Mario Roso de Luna (1872-1931), científico, abogado y escritor".

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