"Queríamos celebrar una procesión del Corpus como la de Toledo, pero estamos en Asturias y aquí es así; tenemos que quedarnos en el templo". Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro, quitaba ayer hierro a la cancelación de la procesión gijonesa mientras los integrantes de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades Penitenciales de la ciudad no quitaban ojo al cielo, por si las nubes plomizas daban una tregua a última hora.

Caída del Arzobispo

Lamentablemente no fue así y los actos religosos se celebraron bajo techo, pero con igual fervor. Y eso que, segundo contratiempo, el Arzobispo fray Jesús Sanz Montes no pudo asistir para presidir el Corpus Cristi. Tal y como informó Gómez Cuesta, el prelado sufrió recientemente un accidente que le impidió tomar parte en la liturgia. Al parecer, Sanz Montes se cayó días atrás cuando daba un paseo en bicicleta por la pista finlandesa de Oviedo y recibió un golpe importante en una rodilla que le dificulta la movilidad. De hecho, el Arzobispo tampoco acudió ayer a los actos religiosos centrales del Corpus en la catedral ovetense, donde se esperaba igualmente su presencia.

En su lugar intervino el arcipreste de Gijón, José Aurelio Llorens, que recordó en su homilía a Santa Teresa de Jesús, quien "antes de salir a recoger a los miserables abandonados en las calles hacía dos horas de oración ante el Santísimo", y de ahí la importancia de "transformar el amor que nos transmite la eucaristía en compromiso y realidades".

Niños de comunión

Niños de comuniónAl acto en el templo mayor de San Pedro asistieron también representantes de las tres cofradías penitenciales de la ciudad, con una decena de mujeres ataviadas de mantilla (las conocidas como "Manolas"), así como una representación de los 90 niños que este año hicieron su primera comunión en la parroquia, "por los que más siento la cancelación de la procesión, ya que se habían vestido con mucha ilusión para la procesión", lamentó Gómez Cuesta en su intervención final.

El párroco también aprovechó para llamar a "seguir venerando a Cristo en el Santísimo, su presencia viva en la eucaristía, porque es el pan de la vida". Y como dato anecdótico, Gómez Cuesta quiso poner en valor la custodia de Gijón, "una ofrenda del pueblo gijonés obra del orfebre sevillano Fernando Marmolejo, que por eso tiene esas campanillas, porque es de estilo andaluz", explicó a la gran cantidad de fieles que se dieron cita en la celebración de este domingo.

"Esperemos que el año que viene haya más suerte con el tiempo", deseó el párroco, antes de despedir unos actos a techo, pero igual de devotos.