Realizó un contrato de compraventa financiada sin coste para comprar una caldera valorada en 2.000 euros y luego amplió ese crédito. El problema fue que lo hizo suplantando la identidad del padre de su pareja sentimental, llegando a falsificar en varias ocasiones la firma de su suegro en todos los trámites necesarios para ello. El afectado se percató cuando el banco le reclamó las cuotas impagadas del primer contrato y el tema llegó al juzgado. La Audiencia le ha condenado a un año y medio de cárcel por un delito continuado de estafa por el que deberá indemnizar a su suegro con 2.132 euros.