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San Lorenzo, amenazado por la contaminación

El arenal de Gijón, un desierto tras su reapertura

Los usuarios de la playa gijonesa evitan el baño por temor a que "nos salgan ronchas" tras la gran mancha del lunes

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La playa reabre con bandera amarilla pero sin bañistas

Luz Cervilla no se atreve a meter ni un dedo en el agua. Asegura que si por ella fuese "estaría ahora mismo" dándose un chapuzón, pero los continuos vertidos a la playa San Lorenzo le han hecho desconfiar: "A ver si me van a salir ronchas por el cuerpo". Son las doce del mediodía y en el mar no hay ni un alma. Ni siquiera en la orilla hay ambiente y eso que el equipo de gobierno reabrió ayer de nuevo el arenal (con bandera amarilla por el oleaje), después de estar dos días con bandera roja por la espectacular mancha marrón del lunes. "Mira, no hay nadie. Eso no es normal... Nadie se cree que esté bien el agua", dice indignada Cervilla.

Esta bañista no fue la única que ayer esquivó el mar. Emilio García asegura que entre los usuarios de la playa hay "temor" a remojarse, como ya pasó el pasado domingo, tras ondear la bandera roja otras 48 horas debido a la presencia de bacterias fecales. Tanto los análisis del Ayuntamiento como los del Principado desvelaron altos niveles de enterococos intestinales y E.coli, sobre todo, en la desembocadura del río Piles. "Nos da repelús", afirmaron entonces los bañistas, y ayer esa misma frase se volvió a escuchar en la bahía local.

"Yo no me creo que el agua esté bien del todo. Sigue marrón", comentó Marisa González, que tampoco se atrevió a darse un chapuzón. Caminando por la orilla, María Antonia Zapico afirmó que "algo raro hay para que el agua se enturbie tanto". "Hay más ramas de árboles en la arena que algas", protestaron por su parte Luis y Carolina, que prefirieron no desvelar sus apellidos. El matrimonio cargó contra la Confederación Hidrográfica del Cantábrico por no limpiar el cauce del río Piles, como también lo hicieron ayer los representantes de las federaciones de asociaciones urbana y rural. "Al Rinconín llegan troncos tan grandes como yo y pasan meses y meses y aquello no se limpia", se quejan estos bañistas, que piden "construir pozos de tormentas a montones", no sólo el del parque Hermanos Castro.

Luz Cervilla, que vive a un paso de San Lorenzo, está dispuesta este verano a tomar el sol en Poniente para huir del foco de la contaminación: "¿Qué va a decir el gobierno? Que está bien con vistas al turismo y a la temporada estival", denuncia.

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