Llueve sobre mojado en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón. A la inundación de principios de la semana pasada con desastrosas consecuencias sobre el equipamiento docente se suman ahora los efectos del "macrobotellón" del fin de semana con motivo de las fiestas de la parroquia de Cabueñes, que llenaron de basura varias parcelas del campus gijonés.

Los cientos de jóvenes que se juntaron en la zona en las noches del viernes y el sábado ante los controles de las fuerzas de seguridad para evitar que entraran al recinto de la fiesta con bebidas alcohólicas, optaron por dispersarse por las zonas aledañas, de las que el campus, y especialmente la Escuela de Marina, se llevaron la peor parte. Ayer fue el director de la Politécnica, Juan Carlos Campo, quien alzó la voz para lamentar las consecuencias de un "botellón" que desbordó todas las previsiones, dejando a su paso un reguero de bolsas, vasos y botellas vacías, tanto en los soportales de Marina como en las zonas verdes próximas a aularios y módulos departamentales.

Para Campo se trata, en primer lugar, de "un problema de mala educación, lo que no deja de chocarnos, porque la gente joven cada vez está más concienciada con los asuntos de medio ambiente". El director de la escuela denuncia la "falta de respeto hacia quienes tienen que hacerse cargo de la limpieza de la basura", y advierte de que "la Universidad no tiene que pagar el coste de algo sobrevenido, alguien tendrá que hacerse cargo de la situación y de afrontar el elevado gasto que supondrá la limpieza de las parcelas afectadas".

Así las cosas, Campo se muestra tajante: "si la fiesta no se puede hacer en condiciones civilizadas, entonces que no se haga. No se puede admitir que el campus amanezca lleno de basura, y no somos nosotros los que tenemos que poner vallas, recalca antes de recordar que "estamos generando unos gastos importantes por culpa del botellón". Por ello "a quien corresponda debería plantearse controla los alrededores de la fiesta y no sólo el recinto, y si no es posible, que se suspendan este tipo de eventos".

El Rector, por su parte, lamenta "que año tras año estos hechos se produzcan de manera recurrente, y aún más nos entristece cuando llevan aparejados, aunque no sean generalizados, comportamientos poco respetuosos hacia las personas que trabajan en el mantenimiento del orden y la seguridad en el campus universitario", indica Santiago García Granda.

El Rector va más allá al pedir responsabilidades "tanto a las personas organizadoras de la fiesta como a las que usan el campus para ese botellón". Porque "creemos el que campus universitario debería ser un lugar de convivencia y disfrute para los universitarios y para otras personas que los puedan acompañar, y resulta paradójico que los universitarios no organicen este tipo de reuniones en el campus y sean otras personas las que acudan a él para llevarlas a cabo", subraya el responsable de la Universidad.

En cualquier caso el Rector quiere poner de relieve "la exquisita respuesta y la total colaboración recibida por parte del Ayuntamiento de Gijón, cuya disposición fue excelente e inmediata ya que, en cuanto nos pusimos en contacto con sus responsables, procedieron a la limpieza del campus y el domingo ya estaba prácticamente acondicionado".

Y advierte de que la Universidad "no se ha planteado impedir la entrada en el campus ni va a cerrar el acceso al mismo, pero sí que queremos hacer una llamada a la responsabilidad y al respeto por algo que es de todos". En este sentido, García Granda apunta que el campus "es y debe seguir siendo un espacio abierto a todas las personas que deseen utilizarlo, y ha de respetarse como deben ser respetados todos los espacios públicos", habida cuenta además de que se trata de "un importante activo para Gijón y para Asturias y es responsabilidad de todos y todas, universitarios o no, preservar su imagen".