"Nos amenazan, beben en la calle y se pasan droga". Así resumieron ayer los vecinos de El Coto la conducta de parte de los usuarios que acuden al centro de día Milsoles, un local de la Fundación Siloé que trabaja con colectivos en situación de vulnerabilidad social. Pese a que tanto la comunidad vecinal como la concejala del Partido Popular Sofía Cosmen -que se reunió ayer con los afectados- reconocen la "encomiable" labor del centro, consideran también que el comportamiento de parte de las personas atendidas está haciendo que la convivencia en el barrio sea "insostenible". Y temen que la situación empeore una vez finalicen las obras de ampliación del local, iniciadas este lunes.

Cosmen se mostró ayer firme en su apoyo a la esencia de este tipo de servicios y de la fundación que coordina su actividad en El Coto. "Quiero dejar claro que el PP no está en contra del centro ni de la labor que allí se realiza. Al contrario, sabemos que lleva a cabo una actividad beneficiosa para toda la sociedad. Pero también creemos firmemente que su existencia no debería generar las molestias que ocasiona la conducta de una minoría concreta de individuos", explicó.

El pequeño grupo de usuarios citado, según la edil popular, "se pasa más tiempo en la calle que dentro del propio centro" y, según los vecinos, suele instalarse a diario en el parque y la marquesina situados en las inmediaciones de la calle Quevedo. "Ocupan las aceras y se meten también en los portales. Se sentaban en los bancos del parque hasta que los quitaron, así que ahora seguimos con el mismo problema pero sin que mayores ni niños tengan donde sentarse. Se dedican al trapicheo, practican el botellón, se pelean y se insultan entre ellos... Nos han llegado a amenazar en varias ocasiones. Esto lo hacen a plena luz del día y sin que nadie haga nada", lamentó María Teresa Huergo, vecina de la zona.

La inquietud en el barrio -que según la decena de vecinos presentes ayer en el Ayuntamiento ha reunido un total de 1.200 firmas por el cierre del local- aumentó todavía más esta semana al ver cómo el pasado lunes comenzaban las obras de ampliación de las instalaciones en cuestión. "Hace dos años nos prometieron que iban a cerrar el centro y trasladar los servicios a otra zona de la ciudad; ahora resulta que están construyendo más locales sin habernos preguntado si estamos de acuerdo. Así que en unos meses la fundación atenderá a más personas cuando todavía no es capaz de vigilar y controlar a las que ya tiene", sentenció la misma vecina. Por su parte, los responsables del centro prefirieron ayer no hacer comentario alguno al respecto.