La autopsia practicada esta mañana al matrimonio hallado muerto en Gijón confirma la hipótesis de que los octogenarios pactaron su muerte. Tal y como barajaba la Policía Nacional, primero él la disparó a ella y después se quitó la vida con el mismo arma: una pistola casera construida con tubo de acero y empuñadura de madera. Los fallecidos son Daniel Suárez y Maruja Álvarez, de 87 y 83 años, respectivamente. Habían pasado unos días en una residencia de ancianos, pero al sentirse deprimidos decidieron volver a su casa, en la calle Felicidad del barrio de Ceares. Hoy los vecinos aún no se creían el fatal desenlace: "Estamos asombrados de que pase algo así tan cerca".

La voz de alarma la dio una sobrina, que encontró al matrimonio muerto, con tiros en la cabeza. Los familiares no pudieron contactar con ellos a lo largo de todo el día y acudieron al domicilio, en la calle Felicidad (en el límite de los barrios de Ceares y El Llano), donde constataron el trágico desenlace. Los llantos de los sobrinos fueron los que hicieron notar en el vecindario que algo había pasado: hasta entonces nadie se había percatado.

En el lugar de los hechos fueron encontradas varias notas. Una de ellas, interpretada en clave de despedida, explicando el reparto de dinero para sus familiares. Dinero que fue encontrado dentro del inmueble por los agentes de la Policía Nacional.