Tras décadas de historia haciendo mover las caderas de todo Gijón y buena parte de Asturias, El Jardín bailará mañana su última pieza. El mítico local gijonés, una de las discotecas con más solera de la ciudad desde su apertura en la década de los años 50, se ha visto obligado a bajar la persiana. La evolución de la parroquia de Somió -asentada ya como una zona residencial de gran demanda- y las nuevas normativas para este tipo de establecimientos -los propietarios reconocen que la reforma para cumplir las leyes actuales es económicamente inasumible-, han puesto el punto final a una discoteca emblemática que tuvo sobre su escenario a decenas de artistas de renombre.
Con todas las entradas ya vendidas, mañana se celebrará por la tarde un guateque con música sesentera a cargo del grupo "Extracto de pollo en lata" y, por la noche, una fiesta con DJ's, que tocarán temas clásicos de los ochenta y los noventa. Y es que, según Fernando García-Rendueles, propietario del local e hijo de uno de sus fundadores, El Jardín solo podía despedirse de su ciudad como mejor sabe: bailando.
La historia del mítico salón, en realidad y pese al extenso listado de artistas, colaboradores y empleados que cruzaron sus puertas durante sus sesenta años de trayectoria, puede resumirse en dos nombres y un apellido: Fernando y Corsino García-Rendueles. Los hermanos fueron durante décadas dos de los personajes más nombrados en las conversaciones sobre guateques de las terrazas de Gijón. Ellos, junto al resto de su familia, fueron los que abrieron la primera versión de El Jardín, que por entonces, en 1950, consistía en un pequeño merendero configurado con la intención de llamar la atención de los bañistas en las playas de La Ñora y Estaño. La idea les salió bien, así que cuando discurrían los años 60 cayeron en la cuenta de que, ya que el merendero se les llenaba con la venta de bocatas y refrescos, bien podían ponerles también a los comensales un poco de música. Cuando le dieron al "play" marcaron, sin darse cuenta, un antes y un después en los locales de fiestas de la ciudad.
Fueron, poco a poco, subiendo el nivel de sus artistas invitados y fue gracias a ellos que Gijón tuvo el privilegio de acoger durante aquellos años a artistas como "Los Canarios", Víctor Manuel, Serrat, Camilo Sexto y "Los Bravos", entre otros muchos. Se hicieron reformas de gran importancia en 1970, 1982 y 1997. Una de las grandes mejoras fue adquirir un lujosísimo rayo láser importado desde California del que, por su exclusividad, se habló durante años. Los fiesteros de la época, según el propietario de El Jardín, recordarán todavía aquellas noches.
En las líneas anteriores se condensan los años dorados de El Jardín. "Todos querían ir a la sala porque mi padre y mi tío se empeñaron en que su discoteca tuviese lo mejor del mercado. Viajaban a una feria de Barcelona para comprar el mejor material y se encargaban de traer a los artistas de moda", explica el dueño. Ayudaron, también, los deliciosos bocadillos de Manolín y las cañas bien tiradas de Teo, dos de los empleados del local más conocidos y queridos por entonces.
En estos últimos años, no obstante, el aumento de población de Somió -lo que hizo que parte de los vecinos no viesen con tan buenos ojos convivir con un salón de fiestas- y la apertura de locales similares por toda la ciudad hizo que El Jardín empezase a hacer eventos con menos asiduidad. Desde entonces el local era un referente para la celebración de fiestas universitarias, sesiones de música electrónica, la tradicional fiesta de clausura de la Feria de Muestras y la celebración de Halloween, entre otras. Con esta visión del local se quedaron los dos hermanos fundadores. Fernando falleció en 2013 y Corsino en 2016.
El hijo del primero se quedó a cargo del negocio y, apenado pero con orgullo, prepara una gran despedida a la altura de El Jardín, su historia, su padre y todos los García-Rendueles. "Tocarán artistas que ya habían actuado antes, vendrán muchos clientes de toda la vida y proyectaremos en una pantalla gigante fotografías de algunos de nuestros mejores momentos. Será una gran despedida. El Jardín ha conseguido sobrevivir durante muchísimos años y estamos felices de ello", explica.