Desde el principio descartaron que se tratase de un crimen machista. La principal razón: una nota en la que los ancianos de la calle Felicidad reparten su dinero entre familiares. De hecho, en diferentes puntos de la vivienda se localizó una cantidad de billetes fuera de lo habitual. Otro dato que hizo desechar la violencia de género fue que tanto sus sobrinas como sus vecinos insistieron desde el primer momento en que el matrimonio "se quería muchísimo". Tanto es así que no podían soportar ni estar un día separados. La autopsia practicada ayer a los cuerpos vino a confirmar lo esperado: ella fue la primera en morir, a consecuencia de un disparo en la cabeza, y él se quitó la vida a continuación. Las balas salieron de un proyectil rudimentario, según fuentes de la Policía Nacional, que "pudo haber hecho él en su propia casa".

El entorno más próximo a la pareja asegura que los octogenarios tenían antecedentes depresivos. Al parecer ese estado fue a más a raíz de su estancia en una residencia de ancianos de Oviedo. El matrimonio, de hecho, pudo acabar con su vida el mismo día en el que regresaron del asilo. La Policía Nacional, que ayer tomó declaración a familiares y vecinos del barrio de Ceares, da por concluida la investigación. Ayer mismo trasladaron todo el material recogido al Juzgado.

La del jueves fue una larga noche. Hasta el lugar de los hechos se desplazó una ambulancia, que no pudo hacer otra cosa que certificar la muerte del matrimonio. Hasta el número cuatro de la calle Felicidad también se trasladaron agentes de la Policía Nacional y de la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Judicial, que estuvieron casi dos horas en el interior de la vivienda. Personal de la Funeraria Gijonesa sacó el primer cuerpo del edificio a las once y cuarto de la noche, y el segundo, pasadas las once y media. El revuelo en la calle alertó rápidamente a los vecinos, que, asomados a las ventanas, siguieron hasta la madrugada el operativo. "Una pena", coincidían.

Un día después, quedan interrogantes por resolver. El principal: ¿por qué se quitaron la vida? Daniel Suárez Fernández y Maruja Álvarez Rodríguez se llevaron esa respuesta a la tumba.