La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las cartas | de Gijón

Carta de agradecimiento a D. Víctor Cedrón

Aunque breve en el tiempo, el paso que Víctor Cedrón iniciaba el pasado 11 de septiembre en esta comunidad de la Basílica de Gijón, ha querido ser, y lo ha logrado con creces, el reflejo de lo que él mismo proponía a todos los fieles aquella tarde en su primera Eucaristía en el Templo que comenzaba a acompañar como pastor: "ha de ser sosiego de nuestras vidas, en medio del bullicio de la ciudad". Y es que, como también señalaba en aquel momento, tan emotivo, no se trata de una parroquia al uso, con sus muchas actividades pastorales, sino de un lugar para la oración y celebración de la fe de tantos gijoneses devotos del Sagrado Corazón de Jesús.

Si tuviera que buscar un pasaje de la Sagrada Escritura que resumiera tu forma de estar con toda la comunidad del Sagrado Corazón, me inclino por el primer libro de los Reyes que estos días estamos escuchando en las lecturas de la Misa: Elías, el profeta, espera el paso del Señor, sabe que vendrá, pero no sabe cómo; será como un terremoto, como fuego, con la fuerza del poder? pero no, el Señor viene en la brisa suave. Así te hemos sentido caminando estos escasos dos años quienes hemos intentado seguir en fidelidad al Señor, al amparo de María, y buscando configurarnos con los sentimientos del corazón de Jesús. Como brisa suave que es mensaje de Dios, dicho con la autoridad de quien se ha encontrado de verdad con Él.

Agradecemos tu esfuerzo por celebrar con la dignidad que se merece, las Eucaristías. Tu esfuerzo también por la acogida, siempre disponible a escuchar a quienes se acercaban a la sacristía o al confesionario. Tu esfuerzo por crear un clima de oración en este santuario de Gijón, tal y como decías los primeros días, también desde la música, la cultura y el arte.

Pero para quienes Dios no nos ha dado el talento de apreciar el arte que tan bien conoces y sabes transmitir, a modo de catequesis, lo que las pinturas expresan de la vida de fe de quienes nos han precedido en la historia del cristianismo, está la música, con la que también nos has ayudado a alabar a Dios, que es en definitiva a lo que todos estamos llamados.

El amor a la Iglesia y el conocimiento de los documentos papales, propio de una Basílica, no han sido menos importantes a la hora de ejercer tu ministerio aquí. Te agradecemos cómo muy sencillamente a lo largo de toda la Pascua, en cada homilía, nos ibas desgranando ese último documento del Papa Francisco, la Exhortación Gaudete et Exsultate; con sencillez, como brisa suave, pero llegando al fondo de tantos corazones que quieren honrar al Corazón de Jesús con su vida.

"No dejéis de rezar por mí". Nos lo pedías en tus primeros pasos con nosotros, y ten por seguro que lo hemos hecho, y seguiremos haciéndolo poniendo bajo el manto de Nuestra Señora de Covadonga, a la que ni un solo domingo hemos dejado de honrar con el canto hecho plegaria, para que Ella sea en ti fortaleza y ayuda, para continuar como hasta ahora nos has transmitido, atento a su mandato: "Haced lo que Él os diga".

Compartir el artículo

stats