"Una cosa es ser hincha y otra es ser ultra, y eso es lo que hay que evitar. Tenemos que restar clientes a la intolerancia, sobre todo entre los más jóvenes". Esteban Ibarra, presidente del Movimiento Contra la Intolerancia, visitó ayer Gijón de la mano del Observatorio local contra la violencia, el racismo y la xenofobia en el deporte para dar una charla y dejar un mensaje claro: "El Estado y los ayuntamientos no pueden ponerse de perfil en esta cuestión".

Ibarra recordó que España tiene una de la mejores leyes contra la violencia en el deporte, pero el problema reside en que "no siempre se aplica con la intensidad con que se debiera". Y criticó en este punto a "muchos clubes que niegan el problema y que, teniendo la obligación de cumplimentar el libro de registro para dejar constancia de estos grupos radicales y violentos, no lo hacen".

Ante la "permisividad y la connivencia de los clubes en muchos casos", Ibarra llamó a los ayuntamientos, y de manera especial al de Gijón, a "elaborar planes municipales de sensibilización contra la violencia, para que no llegue a escuelas y barrios de toda la ciudad y cale entre los más jóvenes, porque una ciudad como Gijón no se merece la existencia de grupos ultras".

Ibarra también alertó sobre un cambio en el perfil de los ultras: "Estamos pasando del hooligan tradicional a las guerras de guerrillas procedentes de los países del Este".