Eran "como uña y carne" y no soportaron estar separados en una residencia de ancianos de Oviedo. El matrimonio de octogenarios, hallado muerto la noche del jueves en su piso de Ceares -justo en el límite con el barrio de El Llano-, pudo quitarse la vida por este motivo, según la principal hipótesis que maneja la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Judicial. Daniel Suárez Fernández y María Álvarez Rodríguez, "Maruja", de 87 y 83 años, respectivamente, regresaron el miércoles a su domicilio gijonés, después de una breve estancia en un asilo de la capital, donde se sentían "deprimidos". La autopsia ha confirmado que la pareja pactó suicidarse: él le disparó a ella y después se quitó la vida con la misma arma, una pistola casera formada por tubos de acero y empuñadura de madera. La calle Felicidad en la que residían se tiñó ayer de tristeza: los vecinos no terminan de creerse que su historia de amor haya acabado así.

"No entiendo qué cosas tontas les pudieron pasar por la cabeza; siempre estaban juntos", cuenta José Manuel Bobes, "Josín", que vivía justo debajo del matrimonio. No sintió el disparo, sólo los llantos desesperados de las sobrinas -no tenían hijos-. "Salí al rellano y estaban llorando en la escalera. Hasta ese momento no me enteré de nada", lamenta. La voz de alarma a la Policía Nacional la dieron precisamente ellas sobre la nueve y media de la noche del jueves. Al ver que sus tíos no respondían a sus insistentes llamadas de teléfono, se desplazaron hasta su vivienda, el número cuatro de la calle Felicidad. Allí se encontraron con una imagen dantesca: la mujer sentada en una silla con un tiro en la sien y el hombre, a sus pies, en el suelo, con otro disparo en la cabeza. Fuentes de la Policía explican que para ello emplearon la pistola rudimentaria y de fabricación casera hallada en el lugar.

En la vivienda, los agentes encontraron sobre una mesa dinero y una nota manuscrita en la que los octogenarios repartían su herencia entre los familiares. No se halló ninguna carta específica de suicidio, pero, por los testimonios recogidos a familiares y vecinos, la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Judicial sospecha que entre los motivos de su fallecimiento estaba la imposibilidad de estar juntos en la residencia de ancianos de Oviedo. A ello hay que unir los antecedentes depresivos que apuntan fuentes conocedoras de la familia y que tenían muy preocupados a los sobrinos de la pareja ya octogenaria. Según fuentes cercanas a la investigación, el matrimonio, que aguantó menos de una semana en el asilo, se encontraba "deprimido" y, por ello, decidió volver a su casa en Gijón. Eso sucedió el miércoles, sobre las tres de la tarde.

La cronología de los hechos no está muy clara. La autopsia sólo ha podido confirmar que desde el momento en el que se produjo la muerte hasta que encontraron los cuerpos de los octogenarios no transcurrieron más de 24 horas. Los disparos pudieron producirse por tanto la misma noche del miércoles o a lo largo del jueves. Cobra fuerza la primera opción, ya que tanto familiares como vecinos intentaron ponerse en contacto con ellos durante varias horas, sin éxito.