El empresario de TSK, Sabino García Vallina, que ayer recibió el premio "Álvarez Margaride" a la Trayectoria Empresarial 2018, abogó por superar la negatividad y buscar soluciones para los problemas que tiene Asturias y que están detectados sin "esperar que venga alguien de afuera" a arreglarlos.

El empresario galardonado por su ejemplaridad y por haber levantado una empresa multinacional prácticamente desde cero, apuntó que "ya es hora de que empecemos a dar soluciones, porque tenemos perfectamente identificados los problemas. Algunos ya lo hacemos desde nuestro pequeño ámbito".

Poco antes del comienzo del acto, en el Real Club de Golf de Castiello, García Vallina había apuntado que los asturianos "nos quejamos demasiado" y que "desde afuera de Asturias se quiere mucho más a Asturias que los que estamos dentro de Asturias y sienten los colores asturianos mucho mejor casi que los que estamos dentro, que no hacemos más que criticarnos a nosotros mismos".

En el atril dio una vuelta a esa idea: "Los asturianos somos aldeanos, no en el sentido peyorativo; somos hogareños, acogedores y humildes, pero cuando salimos nos crecemos. Nuestra asignatura pendiente es conseguir eso aquí, en casa".

Ese fue uno de los pasajes del discurso que pronunció tras recibir el galardón y agradecer el apoyo de su familia y de los trabajadores de TSK.

Impulsor de una ingeniería gijonesa con presencia universal, especializada en la ejecución de proyectos a nivel internacional, Sabino García Vallina siempre ha destacado que el factor humano ha sido la clave para el crecimiento de su empresa fundada hace 32 años. "En el futuro sólo habrá dos tipos de empresas, las que han apostado por el talento de sus empleados y las que han desaparecido", indicó ayer.

El empresario tomó las riendas en 1990 de una compañía que facturaba 5 millones de euros. Hoy TSK ronda los 1.000 millones anuales con el 98% con ventas fuera de España. Tiene proyectos ejecutados en más de 50 países y cuenta con más 1.100 profesionales, en su inmensa mayoría dedicados a la ingeniería y gestión de proyectos.

Javier Vega de Seoane, presidente de la Asociación Asturias Patria Querida, que concede el premio junto con el Banco Sabadell-Herrero, destacó del premiado que "en 30 años, partiendo de la nada, ha sabido hacer una gran multinacional y lo ha hecho desde Asturias". Convertir una pequeña empresa en una compañía global ha sido el gran mérito de García Vallina, un asturiano universal.

Natural de la aldea sierense de Celles (Siero), Sabino García Vallina inició su andadura empresarial en 1989, como socio fundador de Conort Ingeniería y Montajes Eléctricos, que al año siguiente adquirió TSK al grupo Erpo, convirtiéndose en el máximo accionista de la compañía.

El presidente del Principado, Javier Fernández, consideró la distinción "merecida para la potente y ejemplar trayectoria de TSK, a su liderazgo tecnológico y a su capacidad para competir en el mercado global" y señaló que, al igual que su empresa, Sabino García tiene los mismos atributos que "las tres magnitudes fundamentales de la electricidad: Intensidad, tensión y resistencia".

El encargado de glosar la figura del empresario homenajeado fue el director de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, Francisco García, quien lo calificó de "empresario modelo" y resaltó que "a Sabino sólo le queda mandar ingenieros a Marte. No hay programa televisivo de asturianos por el mundo en el que no asome un empleado de TSK" y recordó, entre otras cosas, su laboriosidad, señalando que "empezó a trabajar en 1969 como jefe de proyectos de la compañía Electricidad Goyarrola Díaz Gálvez, y no cogió unas vacaciones hasta cuatro décadas después, cuando nació su primera nieta". Ligando sus orígenes y la empresa que ha convertido en una de las principales ingenierías asturianas, indicó sobre el premiado que "Sabino el de TSK es Sabino el de Celles, un paisano que de lo particular dio el salto a lo general, de la aldea a otros países y continentes".

Por su parte, el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, destacó la "eficiencia, tenacidad y capacidad de liderazgo" del empresario, que ya tiene relevo en sus dos hijos. La tenacidad, así como la "calidad humana", son adjetivos que a su vez le dedicó la alcaldesa, Carmen Moriyón.

El premio "Álvarez Margaride" a la Trayectoria Empresarial que ayer recibió Sabino García Vallina -que cuenta con el patrocinio, además de con el del Banco Sabadell, de Asturiana de Zinc, de Thysenkrupp y de DKV Seguros- es el último de los reconocimientos que acumula el empresario a lo largo de una dilatada trayectoria. "Es un premio que da mucho más prestigio de lo que uno pueda tener", indicó Sabino García Vallina. "¿Dónde metes todos los premios, merecidos premios, que te conceden?", le había preguntado antes el presidente del Principado.