Cuatro miembros de una red dedicada al narcotráfico han sido condenados a penas de entre 20 y 23 años y medio de cárcel por delito de homicidio y contra la salud pública por dejar morir a un gijonés, Fernando Bernardo, que actuaba como "mula" para transportar droga y que trabajaba para ellos. Posteriormente le descuartizaron para extraer la droga que llevaba dentro cuando se le reventó una de las 67 "bellotas" de coca ingeridas. Abandonaron el cadáver dentro de una maleta en una playa de Francia.

Los magistrados imponen a Heriberto Reyes, alias "Yoni", la pena de 23 años y seis meses de prisión y a los otros integrantes del banda, Alba Leidy Cabrera, Alexander Reyes y Benjamín Guzmán, 20 años de cárcel. El tribunal considera probado que los cuatro integraban una organización criminal que introducía cocaína en España y de este país la transportaban a Suiza, siendo "Yoni" el que actuaba como líder de la red y Guzmán el que adquiría la droga mientras que los otros, un pareja, eran los inquilinos del piso donde se hacía la ingesta de los estupefacientes.

Según la sentencia, esta red, procedente de República Dominicana, utilizaba desde el año 2011 como "mula" al fallecido Fernando Bernardo, natural de Gijón, que había adquirido una deuda de entre 12.000 y 14.000 euros con el líder de la red delictiva por su adicción al juego y las drogas.

Con el fin de saldarla, se trasladaba una o dos veces cada mes a la localidad de Villadiego, en la provincia de Burgos, donde se tragaba las cápsulas de cocaína y de ahí viajaba a Suiza para expulsarlas. En julio de 2014 el joven comenzó a sentirse físicamente mal, y así se lo transmitió a su novia. No obstante, accedió a una nueva ingesta "ante el temor de represalias por parte de Heriberto Reyes", según señala la sentencia.

Aunque los acusados relataron en la vista oral que encontraron muerto al joven, el tribunal sentencia que el fallecido, tras tragarse 67 "bellota" de droga, comenzó a vomitar y a tener convulsiones y los testigos "nada hicieron para asistirle". "Conocían perfectamente el riesgo para la vida de Fernando y ninguno solicitó asistencia médica ni llamó a una ambulancia", reza la resolución judicial. Tal y como recogía el fiscal en su escrito de acusación, los acusados llamaron a Heriberto Reyes y éste, al conocer la situación, les mandó a comprar agua destilada, guantes y bolsas de basura. Tras la muerte del joven por sobredosis, el principal condenado realizó una laparotomía al cadáver para recuperar la droga de su intestino y acto seguido lo descuartizaron y desmembraron para introducir los restos en una maleta, que después abandonaron.