"Hay que hacer pierna, ¿eh?". La directora del puerto deportivo, Flor Guardado, avisa a primerizos antes de ponerse a dar pedaladas por el mar. Las bicicletas acuáticas, la gran novedad de este verano en Gijón, se manejan igual que las terrestres: con pedales y manillar, pero quizá requieran más fuerza. No hay marchas, y eso que a veces las suaves olas ponen la mar cuesta arriba. En estas bicis flotantes, las primeras que hay en Asturias, el paseo por el muelle transcurre a cámara lenta. Y no hay remojón, salvo que el cicloturista lo quiera.

"No se necesita bañador ni ropa especial. Cualquiera que esté paseando por la calle, puede subirse. Conforme hoy voy vestida, suficiente", explica Guardado, que pedalea con playeros, chaqueta y pantalón de deporte. La idea de incorporar seis bicicletas acuáticas en el puerto deportivo nació en el Salón Náutico de Barcelona. "Las vimos y nos parecieron muy divertidas", abunda la directora, que asegura que son las únicas de la región y de las pocas que se ofertan en todo el norte.

De la diversión da buena fe Guillermo Rodríguez, "Gille", que tras una pequeña ruta por el puerto prefiere la bici al monopatín que llevaba ayer. "Estoy un poco cansado, pero me gustó mucho", cuenta este gijonés, de 11 años, con gotas de sudor en la frente tras aparcar el novedoso aparato en los pantalanes. Arriba, en el paseo, hubo muchas miradas. Pocos o ninguno habían visto una bicicleta flotante. "Esto es verlo, es una compra de impulso", asegura Flor Guardado, que espera que en el verano los alquileres aumenten notablemente. Las bicis fueron presentadas en junio, en el marco de la tercera edición de "Cita con la mar", y se quedarán de momento hasta septiembre. Hasta la fecha, el puerto deportivo ha organizado 80 salidas.

En promoción: seis euros

Hay dos rutas de treinta minutos: una transcurre por el puerto y otra va hasta la playa de Poniente. La actividad está ahora de promoción, cuesta seis euros, pero su precio habitual es de quince. Por seguridad, los niños menores de doce años no pueden pedalear, pero sí disfrutar de la experiencia. "Algunas de las bicis tienen colchonetas para que puedan subirse los pequeños", detalla Flor Guardado. Estas bicicletas recuerdan a los clásicos biplazas del verano, con tobogán, y funcionan sobre dos módulos flotantes. El "timón" es el manillar, que gira la embarcación gracias a una hélice. La primera regla, según los instructores, es "girar con el manillar y no con el cuerpo". Y la segunda, dejarse llevar y pedalear. Por suerte, estas bicis admiten también la marcha atrás.