Ahora sí que las fiestas de Castiello de Bernueces son "una maravilla": tranquilas y sin "botellón". La comisión de festejos de la parroquia es la segunda en Gijón -tras Cabueñes- en vallar el prao y contratar seguridad privada para evitar la entrada de alcohol. "Recuperamos la celebración que habíamos perdido; es una pasada", asegura el presidente, José Ramón Suárez. El operativo contra el "botellón" le supuso este año a Castiello casi 3.000 euros, aún así, afirman sus vecinos, "compensa". "Ganamos en tranquilidad, no hay comas etílicos, la barraca vende más y el público se divierte de otra forma", explican.

La medida propuesta por el Ayuntamiento de Gijón, y que ve con buenos ojos la zona rural, ha sido un éxito en Castiello tanto la noche del jueves como la de ayer. Y es que el "botellón" hacía mucho daño a la comisión de festejos; no sólo en cuanto a pérdidas económicas sino a peleas. "Es una medida para repetir", señala José Ramón Suárez, que confirma que, gracias a ello, aumentaron las ventas en la barraca. Para controlar que no entrase ni un cacharro de fuera a la fiesta, la comisión de Castiello cercó los accesos al prao y colocó seguridad privada. También la Guardia Civil colaboró en el operativo. "Con agua y comida pueden entrar. Tampoco les obligamos a consumir en la fiesta. Lo que no queríamos era ´botellón´ porque para nosotros es la ruina", sentencia.

En las pasadas fiestas de Cabueñes el vallado evitó el "botellón" en el prao, pero lo hubo igualmente en la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI). El rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, fue muy crítico al respecto.