El gobierno municipal de Foro hará "todo lo posible" por salvar el matadero de Gijón y convertirlo en "un referente cárnico en Asturias". Así lo avanzó ayer el edil Esteban Aparicio, tras urgir los gestores del macelo dos millones de euros para reformar sus deterioradas instalaciones. La planta de Granda, con 75 trabajadores, sufre numerosas deficiencias, sobre todo eléctricas y de refrigeración, que de no ser solventadas pondrían en peligro su funcionamiento. Los foristas ven en el matadero una "apuesta estratégica por el sector", pero reconocen que "la situación es complicada" por la elevada cuantía de las obras.
El macelo fue construido en los años 80 por el Ayuntamiento, que, a consecuencia de sus elevadas pérdidas, cedió la explotación de sus servicios a la Cooperativa de Agricultores en 1997. A lo largo de estas casi cuatro décadas, "se han ido produciendo importantes cambios legislativos, tanto en la normativa europea como en la española, lo que ha tenido como resultado el deterioro de la instalación y la necesidad de adaptarla a las nuevas exigencias en materia de calidad, seguridad alimentaria, bienestar animal y riesgos laborales", como explican los propios gestores.
De igual modo, el equipo de Carmen Moriyón sostiene que ésta es la razón por la que la planta ha quedado tan obsoleta. "La normativa de los años 90 no tiene nada que ver con la actual. Se fueron acumulando las exigencias", afirma Esteban Aparicio. En consecuencia, el macelo de Gijón necesita 2.195.700 euros para renovar gran parte de sus instalaciones y adaptarse a la legislación vigente. De ellos, 520.000 deberían ser aportados por el Ayuntamiento "de forma inmediata" para evitar la parada del matadero. No obstante, la oposición pone como condición para apoyar esta inversión que la planta obtenga antes la licencia de actividad, de la cual carece desde hace 21 años. El permiso no saldrá gratis, ya que el macelo tiene que, como mínimo, construir una depuradora convencional de 180.000 euros. Es decir, que la aportación municipal urgente subiría a 700.000 euros. El gobierno local está estudiando todas las vías para conseguir la financiación. "Realizaremos todos los actos necesarios para que la economía local y regional no se resienta", asegura Aparicio.
Entre las soluciones que baraja el gobierno, y que prevé presentar la próxima semana al resto de grupos municipales, están la subvención directa y el préstamos participativo. "Estamos estudiando una cooperación más amplia que salga del concejo", puntualiza Aparicio. El Principado, por su parte, respalda no sólo la continuidad del matadero local, sino también su potenciación. La Asociación de Mayoristas, Mataderos y Salas de Despiece de Asturias (AMCA) propone, en este sentido, centralizar los servicios de los ocho macelos de la región en el de Gijón al "cumplir las condiciones necesarias" para hacer de él un gran complejo cárnico. De este futuro está convencido el gobierno forista. "Es una apuesta estratégica que tenemos que hacer", subraya Aparicio.
Reorganización del sector
Aparte del deterioro de sus instalaciones, el macelo de Gijón sufre el "ataque" del matadero Central de Noreña, que a raíz de su compra por parte del grupo Panero ha bajado los precios de los sacrificios. Ello está generando una "pequeña revolución" en el sector cárnico, que llevará a su reorganización, según sostienen los expertos. Por otro lado, los ganaderos están pidiendo regularizar la matanza doméstica de animales.
El gobierno regional respeta la libertad de mercado y descarta el monopolio, pero mantiene su apoyo a la transformación cárnica mediante una línea de ayudas a la industria, del que este año sobraron 800.000 euros. No obstante, el respaldo económico del Principado es limitado, ya que sólo puede subvencionar, en la mayoría de los casos, hasta el 35% de las inversiones. Con todo, el esfuerzo económico del Ayuntamiento y de la Cooperativa de Agricultores -entre 2010 y 2017 gastaron 2,13 millones de euros- seguirá siendo elevado. Y el tiempo corre en contra: el matadero está gastando 1.000 euros al día por el alquiler de generadores por culpa de una avería eléctrica.
