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JESÚS ZATÓN | Escritor y catedrático de Dibujo

"En la Laboral se cultivaba mucho el arte: allí me inicié en la lectura"

"Mi visión es muy renacentista: de alguna manera, todas las disciplinas están relacionadas; por eso, antes que escritor me siento artista"

Jesús Zatón, con el libro que presenta, ante uno de sus cuadros.

Ha vuelto a Gijón para presentar su libro en la "Semana negra". Gijón ha sido fundamental en la vida de Jesús Zatón, pero siempre hay un motivo para el regreso.

- Dígame, ¿quién es?

-Nací en un pequeño pueblo de Álava, Rivabellosa (1956). Si tuviera que definirme diría que estoy asombrado por el misterio de la vida, amén de perfeccionista, de mente abierta pero muy crítico, amante del arte, apasionado y tremendamente curioso. Valoro mucho el silencio y mi tiempo. Estoy casado y tengo un hijo.

- ¿De pequeño qué quería ser?

-Siempre quise ser pintor, artista. Era mi sueño. Con el tiempo fui ampliando mis objetivos a la literatura, en particular desde que Silverio Cañada, tras presentarle un libro para niños escrito por mí, me propuso crear y dirigir una serie de colecciones infantiles y juveniles. En aquellos momentos ya compaginaba el arte con la literatura, pero hasta que Silverio Cañada me hizo la propuesta no me había planteado ejercer la literatura de una manera profesional.

- ¿Cómo fue su formación?

-Estoy licenciado en Bellas Artes y soy catedrático de Dibujo por oposición.

- ¿Qué le trajo a Gijón?

-A los 14 años obtuve una beca de las Mutualidades Laborales y me enviaron a estudiar interno en la Universidad Laboral de Gijón. Posteriormente me licencié en Bellas Artes en Bilbao, porque aquí no había esa Facultad. Al regresar a Gijón ejercí durante diecisiete años de profesor de Dibujo en la misma Universidad Laboral. Era un centro muy interesante. De hecho, escribí una guía ilustrada de la antigua Universidad Laboral, que editó Silverio Cañada.

- ¿Son gratos los recuerdos de esa época?

-Adaptarse a la vida de interno no era fácil, pero guardo muy buenos recuerdos, no sólo por las amistades; en la Universidad se cultivaba mucho el arte y había una biblioteca con miles de libros. Allí fue donde me inicié en la lectura, ya que en mi casa no había libros. También tuve el privilegio de escuchar a las mejores orquestas sinfónicas que llegaban al Principado.

- Y ahora ha vuelto, ¿por qué?

-El domingo 8 de julio (por hoy), a las nueve y media de la noche, presento mi novela policiaca en la Carpa del Encuentro de la "Semana negra", junto con Ángel de la Calle, director de contenidos del evento y magnífico dibujante.

- ¿Su novela es negra, negra de verdad?

-Sí, hay asesinatos, agentes de policía, mafias dispuestas a conseguir sus objetivos a cualquier precio. En algunos capítulos utilizo un lenguaje de la calle, duro, de acuerdo con los personajes que quiero retratar. No puedo obviar que en cualquier creación artística lo que me interesa antes que nada es el ser humano; indagar en su psique, descubrir sus motivaciones, y también sus miserias. Todo ello, con la dosis justa de misterio para que al lector le apetezca seguir leyendo. Creo que "Círculo Hermeticum" es más una novela de género negro con una pequeña dosis de esoterismo; es decir, dejo pistas vinculadas con el hermetismo egipcio.

- ¿Qué significa su título?

-Deriva de un círculo o grupo hermético en posesión de ciertas claves que permitirían encontrar ciertos tesoros que unos esenios asentados en Qumrán, mar Muerto, se vieron obligados a esconder tras la destrucción del Templo de Jerusalén en los años 70 después de Cristo. El protagonista es un anticuario de Madrid con raíces asturianas que se ve envuelto en la trama de este grupo de iniciados.

- ¿Es su ópera prima?

-Sí, es mi primera novela para adultos. Hasta este momento he escrito sobre todo libros para niños y jóvenes, pero mi segunda novela ya está escrita.

- ¿Escribir en España es una aventura de resultados inciertos?

-Lo incierto no es tanto escribir, sino que te publique una buena editorial. Para llegar al gran público no hay otro modo.

- ¿Qué espera de su edición?

-Esta novela la veo como un altavoz que permita darme a conocer en un ámbito que hasta ahora no había frecuentado, y espero que tenga muchos lectores.

- ¿Hay una protagonista en el relato?

-No, hay un protagonista, Alejandro Láncaster Meana, que encarna al tipo humano en proceso de dejar de ser un eterno Peter Pan, en el sentido de que lucha por asumir su complejo mundo emocional.

- Y en su propia vida, ¿cuántas mujeres hay?

-Sin contar a mi madre, mi hermana y algunos amoríos de juventud, la única mujer en mi vida es mi esposa, una riojana de pura cepa.

- ¿A quién admira en el terreno literario?

-Hay muchos autores que me parecen admirables, pero por centrarme en la novela negra citaré a Andreu Martín, Eduardo Mendoza, Manuel Vázquez Montalbán o Paul Auster.

- ¿Y en el político?

-No tengo simpatía por los políticos, porque observo que son especialistas en arroparse con promesas que nunca tienen intención de cumplir.

- Ha tocado usted muchos palos, ¿cuál le falta?

-Mi visión del arte es muy renacentista. De alguna manera todas las artes están relacionadas, por eso antes que escritor me siento artista, ya que desde muy joven compaginé la literatura con la pintura, la fotografía, la música y el cine.

- ¿Qué lee actualmente?

-Soy adicto a las biografías. Estoy acabando el libro de Baxter "Steven Spielberg. Biografía no autorizada". Voy por la mitad de "Palabras de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas", y estoy releyendo "Dejar ir", del doctor David R. Hawkins.

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