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Empleados de iDental en Gijón defienden su buena "praxis" y denuncian amenazas de muerte

"Están diciendo auténticas barbaridades, siempre hemos sido muy estrictos con la esterilización y nos preocupábamos por los pacientes", aseguran

Los pacientes de iDental no son los únicos afectados por el cierre repentino de unas clínicas que han dejado un reguero de decenas de miles de damnificados -en Asturias se alcanzaron ya las 700 denuncias- por sus tratamientos inconclusos en toda España. Ahora, los trabajadores de la sede de Gijón han decidido romper su silencio para defender su "profesionalismo y ética" a la hora de ejercer sus funciones. Ellos también se consideran víctimas del mayor escándalo bucodental de la historia, pues los dueños de iDental todavía les deben las nóminas de abril, mayo y junio. "A nosotros también nos dejaron a la deriva y sin explicaciones", sostienen los exempleados. Muchos de ellos han recibido incluso amenazas de muerte y hasta agresiones por parte de los pacientes insatisfechos.

"Están diciendo auténticas barbaridades; es falso que utilizásemos lejía ni nada parecido, siempre hemos sido muy estrictos con la esterilización de los materiales, de hecho preferíamos tener cola y que el paciente esperase hasta que todo fuese apto", asegura una de las empleadas -en Tremañes había hasta 34 profesionales encargados de diferentes tareas- que fue agredida en la clínica por un paciente. "Utilizábamos tres autoclaves", explica en referencia al recipiente de presión utilizado para una esterilización con vapor de agua.

En todo momento "ofrecimos tratamientos acorde a lo diagnosticado por el odontólogo y al estado de salud del paciente, algo muy importante para que el tratamiento tenga éxito" y "nos preocupábamos siempre por todos". Además, "hasta el último día que se nos permitió trabajar se entregaron las copias de los historiales a quienes lo solicitaron, se les permitió pedir la devolución del dinero y se entregaron hojas de reclamaciones", afirman los empleados de la clínica gijonesa, que tenía hasta 12.000 pacientes.

Profesión de riesgo

La labor profesional desempeñada por parte de ellos -consideran- tampoco ha estado exenta de riesgos dado que no pocos de los usuarios padecían sida o hepatitis. "Ningún paciente se contagió allí de nada, al contrario, varios compañeros se pincharon en alguna ocasión tratando a pacientes con estas enfermedades y tuvieron que acudir a un centro médico con urgencia", recuerda esta trabajadora que niega en todo momento las acusaciones vertidas por diferentes pacientes de la clínica. A ello se suman las amenazas de muerte y hasta de ser quemados que fueron recibiendo durante los últimos días en que estuvo abierta la clínica. "Por eso solicitamos el cierre a los dueños de iDental, porque nos esperaban con insultos y amenazas a la salida; no era seguro trabajar allí", matizan.

Los pedidos de material dejaron de llegar

Fueron precisamente en los últimos días cuando se fueron torciendo las cosas. La clínica iDental -describen- había mejorado sensiblemente su función a raíz del cambio de dueños, tras la salida de Antonio Javier García Pellicer. Tres socios tomaron entonces las riendas del negocio "y todo iba a mejor, se compraba material de mejor calidad y la clínica estaba remontando, de hecho la de Gijón funcionaba muy bien". Y todo hasta que entraron en disputas hace unos meses los tres socios. A partir de ese momento se agravaron los problemas y, en el mes de mayo, comenzó a notarse especialmente al ver que el material sanitario se iba agotando y no se reponía. "Los pedidos dejaron de llegar, nos apañábamos como podíamos para intentar terminar los tratamientos a los pacientes, seguimos como pudimos", explica el personal.

Por último, y en defensa a otro de los reproches verbalizados en varias ocasiones por los afectados -denunciaron que todo estaba en manos de "aprendices"- asegura que todos los empleados tenían titulación universitaria y experiencia profesional previa en materia bucodental. "La persona más joven que trabajaba con nosotros tiene 24 años", matiza. Todos ellos siguen a la espera de recibir el dinero que les deben.

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