El que fuera concejal de Foro en el Ayuntamiento de Gijón, Rafael Felgueroso Villar, abrió ayer "el cajón de la memoria". Y lo hizo para pronunciar el pregón inaugural de las fiestas del Carmen de Somió, la parroquia que le vio nacer. Un texto que se erigió como una oda a la infancia, a los buenos recuerdos y, sobre todo, a Somió.

Una parroquia cuya asociación de vecinos cumple medio siglo en el que, "gracias a su tesón y su trabajo incansable, consiguió mejorar la calidad de vida de Somió", aseveró Felgueroso. Un esfuerzo y una dedicación que se plasma en los años de lucha para que la asociación vecinal contase con una nueva sede, "que ya era hora de cambiar 'el camarote de los hermanos Marx' por unas instalaciones dignas", explicitó.

Pero sobre todo, una parroquia en la que Felgueroso, como muchos de los que llenaron la iglesia de San Julián, pasó los mejores instantes de su vida. El que fuera edil, que aseguró haber recibido el bautizo y la primera comunión en ese templo, recordó las carreras por la plaza Villamanín, alrededor del roble centenario o junto al kiosco; los días en los que iba a por huevos al convento de las Carmelitas; las rutas en bicicleta hasta Peñarrubia o Estaño o las partidas de chapas y canicas en las tres cruces. Un discurso evocador que levantó los aplausos de quienes se vieron reflejados en él. Porque, como enfatizó Felgueroso, "en cuanto pude, no tuve ninguna duda en regresar porque, aunque cambió, Somió es un lugar como no hay otro". Y más aún durante este fin de semana, en el que el pregonero llamó a "aparcar las preocupaciones y sinsabores de la vida y disfrutar de las fiestas con intensidad".

Antes, habían sido elegidos la reina, dama de honor y galán de las fiestas. Este último entregó a la Alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón -que asisitió a su primer acto después de dar el salto a la política regional-, una pulsera con la imagen de la Virgen del Carmen, en honor a su santo que este fin de semana se celebra en Somió.