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Los vecinos exigen frenar el "turismo basura" de las despedidas de soltero

"Nos gustaría llamar la atención de perfiles de mayor calidad, pero no podemos poner muros a la entrada de Gijón", explica el gobierno local

Los vecinos exigen frenar el "turismo basura" de las despedidas de soltero S. F. L.

"Gijón se ha puesto a la cola de todas las ciudades del norte por culpa del turismo basura". Así es como definen los vecinos de los barrios céntricos de la ciudad las consecuencias de la proliferación de las despedidas de soltero, un tipo de celebración que se ha visto envuelta por la polémica después de que recientemente varios restaurantes gijoneses hayan decidido poner el cartel de "prohibido" en sus puertas. Los hosteleros alegan que el comportamiento de parte de las personas que visitan Gijón para decir adiós a su soltería molestan a sus clientes de toda la vida. Los vecinos, que este tipo de celebraciones inundan las calles residenciales de madrugada y alteran su descanso. Responsables del gobierno local se muestran a favor de estudiar posibles medidas para aplacar las quejas sin dejar de reconocer lo evidente: no se pueden "poner muros en la entrada de la ciudad" para impedir la libre circulación de turistas.

Uno de los presidentes vecinales que más crítico se ha mostrado con las despedidas de soltero es Emilio Rodríguez, de la asociación vecinal "Pando" de Poniente. "La situación es simplemente vergonzosa. El otro día, un grupo de estos chavales se metió con un señor que tocaba el acordeón en la calle y los vecinos tuvieron que acercarse a llamarles la atención. Si me los cruzo en manada por la noche yo paso miedo", reconoce. "No creo que la ciudad gane absolutamente nada aceptando este tipo de turismo basura. La imagen que damos nos hace estar a la cola de las ciudades del norte como San Sebastián o Santander gracias a la permisividad tan exagerada por parte del Ayuntamiento", añade.

Maite Martín, presidenta de la asociación de vecinos "Jovellanos" de la zona centro, por su parte, aclara que el debate, pese a ser necesario, no puede acabar en generalizaciones. "Seguramente muchos de los que visitan la ciudad en una despedida de soltero no provocan ningún problema, pero tampoco nadie se está inventando nada. Hemos llegado a un punto en el que no parece que se pueda conciliar este tipo de fiestas con la vida normal de los vecinos. Por la noche queremos descansar, no escuchar gritos y juergas en plena calle. Hay que encontrar la forma de poder conciliar las dos cosas", resume. De todas formas, a Martín le surgen dudas sobre el negocio turístico de este sector. "Leo en el periódico que estas celebraciones dejan en la ciudad 300.000 euros cada fin de semana. Claro, lo dicen las empresas que las organizan y ofrecen paquetes con todos los gatos incluidos. Son ellas las que se quedan con los beneficios; los vecinos nos quedamos solo con los inconvenientes", apunta.

El otro gran punto de reunión para cualquier despedida de soltero es Cimadevilla. El presidente vecinal del barrio, Sergio Álvarez, suma a este problema la "gentrificación" a la que se ve sometida la ciudad en la época estival. "No se puede concentrar toda la actividad de ocio del año en las ocho semanas del verano. Las calles acaban colapsadas; amanecemos con carteles arrancados y basura por la calle. El Ayuntamiento debería concienciar a la gente del problema y aumentar la vigilancia; el tipo de turismo que está fomentando no nos beneficia a nadie", apunta.

Reunión con los vecinos

El Consistorio, por su parte, aclaró ayer que este "turismo basura" del que hablan los vecinos no responde a la intención municipal. "Cuando el Ayuntamiento hace promoción turística, las despedidas nunca se mencionan. Nos gustaría llamar la atención de otro tipo de perfiles con mayor calidad, pero no podemos poner muros a la entrada de Gijón. Lo que sí podemos hacer es aplicar la ordenanza de convivencia que tenemos vigente y que ya prohíbe, por ejemplo, ir por la calle gritando o cantando", explicó Jesús Martínez, edil de Festejos. "De todas formas, viendo que estos comportamientos molestos empiezan a ser habituales, desde aquí me comprometo a estudiar más a fondo la situación y me ofrezco a reunirme con vecinos y hosteleros para mirar qué más se puede hacer", sentenció.

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