"Hacer esta cola para verlo no es una opción. Amamos a Pablo". Son palabras de Asunción Villanueva, que viene de Pontevedra y adora a Pablo Alborán, tanto como permanecer acampada con sus amigas durante más de 24 horas en la cola para entrar a un concierto que se celebra esta noche. Son decenas las fans que llevan incluso días haciendo camping a la intemperie. No hay viento, lluvia o bochorno estival que apacigue la pasión de estas chicas por su ídolo.

Desde el pasado martes se ven tiendas de campaña y carteles por todo el Paseo del Dr. Fleming. El grupo de Lucía de la Busta fue el primero en llegar y, cuando se abran las puertas del recinto sumarán casi 90 horas de espera. "Yo soy de Gijón, pero aquí hay gente de Avilés, Plasencia, Sevilla, Ourense, Madrid? Nos conocemos de la anterior gira de Pablo Alborán, y nos juntamos a través de un grupo de Whatsapp. Aquí sólo estamos nueve chicas, pero en total somos 35 personas", explica Lucía. Conoció a Pablo cuando el artista era desconocido y publicaba sus canciones en YouTube. Desde entonces, lo ha significado todo para ella, hasta el punto de tatuarse en un hombro y un brazo un mensaje de una de sus canciones y el símbolo del club de fans, unas alas: "La frase 'Grita que la vida es bonita, aunque esté del revés' es de él, y me la tatué después de verlo por primera vez en su gira Terral. Yo necesitaba llevar esa experiencia marcada", explica la joven.

El siguiente grupo de la cola lo ocupan Laura Sánchez, de Avilés, Nazaret Quintas, de Langreo y Verónica Íñigo y Cristina Gómez, de Salamanca. "Llevamos aquí desde el miércoles por la mañana. Hemos traído tienda de campaña, saco, esterillas, nevera para guardar las cosas, y nos organizamos en grupos para descansar -relata Cristina-. Somos un poco frikis, creo que haríamos cualquier locura por estar con él". Nazaret repite experiencia, pues ya había guardado una cola de cuatro días para ver a los "Gemeliers" en el Palacio de los Deportes de Gijón: "Al tercer día me dió una bajada de tensión por el calor, pero cuando llegué a la primera fila entendí que merecía la pena".

El fenómeno fan no entiende de esfuerzos o sacrificios pequeños. Asunción Villanueva, de Pontevedra, con su amiga Jennifer Paulos, repite este año la experiencia de acampar para ver a Pablo Alborán, pero las horas que lleva en la calle no se las dedicaría a ningún otro artista: "Solo para Pablo, locuras las justas". En la tarde del jueves, se acumulaban ocho tiendas y quince personas a la vera del río Piles, un número que no dejará de ir en ascenso hasta las diez de la noche, cuando Pablo Alborán suba al escenario y ellas, desde lo más próximo al ídolo, le recuerden que por él, lo que haga falta.

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