P arece que lleva toda la vida con nosotros, pero hace tan solo un lustro Pablo Alborán era considerado el artista del momento. Cinco años en los que el malagueño se ha consolidado en el panorama nacional y ha abierto camino en el mercado americano. En su anterior gira (que pudimos ver en el patio de la Laboral en 2015) se percibía claramente el giro latino, con una apuesta por percusiones y viento metal de marcado sabor caribeño. Ahora, los tiempos dictan menos salsa y más reggaetón, y Alborán no pierde comba y los incorpora con naturalidad a algunas de sus canciones sin perder su sello personal.

Esta es la gira de su cuarto álbum, "Prometo" (2017), y Gijón no podía faltar en el itinerario. Las visitas de Alborán a la ciudad se cuentan por llenos, y el pasado viernes no fue una excepción; más de 7.000 personas llenaron el recinto del Gijón Life y vibraron con cada tema durante las dos horas que duró el recital. La puesta en escena y el planteamiento del concierto fue a lo grande: visuales, luces, pantallas y montajes específicos para cada canción, entre los que sorprendió, por su espectacularidad, "Saturno". Es una gira cuidada al detalle, con la mirada puesta en grandes recintos y escenarios internacionales.

Más allá del espectáculo, en el repertorio se percibe mejor que nunca la evolución de su música. En varios temas del nuevo disco, como "No vaya a ser" o "La llave", se combinan los ritmos de rumba flamenca con ese característico contratiempo del reggaetón, mientras que en "Boca de hule" apuesta directamente por el reggae y extiende los fraseos de las estrofas acercándolas al rap. Por el contrario, los temas de sus discos anteriores suenan más a flamenco pop ("La escalera") o a ritmos caribeños con aires de salsa y bolero (´"Quimera" o "Perdóname"). Son detalles, porque el espectáculo no pierde unidad y Alborán sabe conducirlo con profesionalidad: dialogando con el público, moviéndose por el escenario como si fuera el salón de su casa y, lo ques es más importante, manteniendo en todo momento el tono en la interpretación vocal.

Es innegable, el malagueño sabe sacarle partido a su voz, y tan pronto se marca un floreo flamenco en un final de frase como sostiene un agudo deteniendo el caminar de una balada. Sin duda está en un buen momento de forma. Gran trabajo de Lolo Álvarez en la dirección musical, y especialmente en las numerosas baladas, que ganaron vida jugando con los contrastes en el acompañamiento instrumental y los tempos. Fue el caso de "Tu refugio" o "Recuérdame", que por momentos parece detenerse y desvanecerse para lograr un mayor efecto emotivo al volver a arrancar como un estallido.

Canciones y más canciones, esta es la fórmula de Alborán, que volvió a mostrar sus habilidades con el cajón e interpretó temas a la guitarra y al piano, como la archiconocida "Solamente tú" que abrió la tanda de bises. Luego vendrían "Éxtasis" y "Vívela", para rematar el concierto por todo lo alto.