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"Es habitual", afirman los biólogos sobre la formación de espumas de algas en la costa

El oceanógrafo Mario Lebrato culpa del vertido en Peñarrubia a la salida de agua sin depurar: "Olía a detergente y los bañistas sufrieron picores"

"Es habitual", afirman los biólogos sobre la formación de espumas de algas en la costa

La formación de manchas de espuma, como las que invadieron el lunes la costa gijonesa, no siempre es señal de un mar contaminado. Los expertos sostienen que la putrefacción de algas a la que atribuye la Alcaldesa de Gijón la suciedad del agua es un fenómeno "natural y muy habitual" en Asturias. Es más, se suele originar en áreas muy ricas en nutrientes, donde las poblaciones de fitoplancton se multiplican con rapidez. No obstante, hay especialistas que dudan de que éste sea el único origen de la gran mancha que alarmó esta semana a bañistas de Estaño y Peñarrubia tras constatar este verano la presencia de bacterias fecales en la playa de San Lorenzo. En esta ocasión los análisis, insiste el Ayuntamiento, dieron negativo, pero los usuarios desconfían.

"Las manchas de Peñarrubia, sean o no causadas por algas, son consecuencia directa del emisario roto, que vierte sin depurar al mar. El domingo, el agua olía a detergente y tenía un color blanquecino", sostiene el oceanógrafo langreano afincado en Alemania, Mario Lebrato. Además de experto en Biología Marina, es aficionado al surf y da la casualidad que este fin de semana lo practicó en la costa gijonesa: "Algunos salimos con picores en ojos, piel y boca". Lebrato no descarta que detrás de los ríos de espuma estén las microalgas, pero sostiene que hay algo más: "El colector del Este (Peñarrubia), aparte de los vertidos continuos que origina con aguas blanquecinas, aporta mucho material orgánico que junto a las altas temperaturas estivales podría originar los denominados 'blooms' de algas". Es decir, proliferación de fitoplancton.

Sobre este fenómeno y la formación de espumas en el mar abunda el director del Observatorio Marino de Asturias, José Luis Acuña, que asegura que son frecuentes. "Cuando crecen las poblaciones de algas y entran en la fase de envejecimiento, producen una serie de sustancias orgánicas cuyas moléculas tienden a unirse, dando lugar a agregados más grandes. Así se forman las espumas", resume Acuña, que desconoce no obstante los detalles de los análisis realizados por el equipo de gobierno. De cualquier forma, apunta el biólogo de la Universidad de Oviedo, las algas necesitan luz y nutrientes para crecer. "En la costa hay muchos nutrientes y, si además se trata de una había relativamente cerrada como es la de San Lorenzo, la producción es mayor. Funciona como una incubadora", explica.

El jefe del área de Medio Marino del Instituto Español de Oceaonografía, Rafael González- Quirós, distingue entre las algas unicelulares (el fitoplancton) y las macroalgas (el ejemplo del ocle). Las mayores proliferaciones de las primeras se producen "en primavera u otoño": "Crecen donde más luz hay, por tanto en la capa más superficial. Cuando los nutrientes se acaban, buena parte de la materia orgánica pasa al medio". Mientras que el arribazón de las macroalgas -al final de su vida se desprenden de los campos en las profundidades del mar y llegan a la costa- empieza en septiembre. Sin embargo, este año con las marejadas que hubo en julio, las espumas de Gijón pueden deberse a ello, agrega.

Hay otro fenómeno marino que es el que acerca las manchas de espuma a la costa: los frentes de convergencia. "En verano es muy frecuente. Consiste en el encuentro de dos corrientes de agua que circulan en sentido opuesto. Chocan y el agua se hunde. En esa zona se acumula material flotante, como basura, larvas...", puntualiza el investigador de la Universidad de Oviedo, José Luis Acuña. Por norma general, detalla Rafael González- Quirós, bañarse entre estas espumas no es perjudicial para la salud, aunque puede haber casos extremos con fitoplancton tóxico.

Eso es lo que sucedió en Canarias el pasado verano: una especie de microalga (Trichodesmium erythraeum) obligó a las autoridades a cerrar varias playas al contener una toxina que produce irritación en la piel y dermatitits. "Aquí sería muy raro. Ahora bien, el fitoplancton podría estar mezclado con sustancias tóxicas, ya que el mar está lleno de bacterias", señala Quirós. El Ayuntamiento de Gijón ha realizado precisamente una consulta al Instituto Oceanográfico sobre el tema.

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