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La plaga de la patata remite en Gijón: sin rastro de polilla desde hace ocho meses

Desarrollo Rural espera que a finales de 2019 pueda volver a plantarse tubérculo en el concejo

Tino Llano muestra las primeras patatas infectadas en Gijón. Á. G.

Ocho meses sin rastro de la polilla de la patata en Gijón. La feroz plaga que obligó al Principado a prohibir el cultivo de tubérculo en trece municipios asturianos ha remitido hasta el punto de no localizarse ni una sola polilla guatemalteca en lo que va de año. Las 79 trampas instaladas en el concejo no capturaron nuevos parásitos desde el 7 de diciembre de 2017, según las estadísticas de la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales. Los datos son positivos, por lo que, de continuar esta tendencia, los gijoneses podrían volver a plantar patata a finales de 2019. Así lo avanza el director general de Agroalimentación, Jesús Casas, que sostiene que el foco de Gijón fue "complicado" de controlar.

"Es una densidad muy alta de población y hubo que colocar 79 trampas, que son muchísimas teniendo en cuenta que en toda la región se instalaron unas 500", explica Casas. Las alarmas saltaron en marzo de 2017 en una explotación de Monteana, de donde se retiraron y destruyeron 67 kilos de tubérculo infectado. Aquel hallazgo supuso el salto de la plaga de la polilla del occidente de Asturias a la zona central. En un principio, la Consejería prohibió el cultivo de patata en los alrededores de la finca afectada de la parroquia de Fresno, pero en noviembre amplió la veda a todo el concejo ante el avance de la plaga. En concreto, la mariposa se movió cuatro kilómetros desde el foco inicial.

El verano, época "delicada"

Hasta la fecha, la dirección general de Desarrollo Rural lleva capturadas 47 ejemplares de polilla. El mayor número de parásitos atrapados en un día fueron diecisiete el 31 de octubre de 2017. Sin embargo, desde el 7 de diciembre, las 79 trampas -19 en Monteana, 57 en almacenes profesionales y 3 en almacenes privados- no han capturado ni una sola mariposa. La evolución es igualmente positiva en el resto de la región. "Es evidente que el sistema de control está funcionando y de seguir así a finales de 2019 podremos dar por erradicada la plaga", expresa Jesús Casas, que no obstante no quiere caer en "triunfalismos". "Tenemos que ser conscientes también que en cualquier momento puede aparecer una polilla. Sobre todo en la zona limítrofe con Galicia, ya que en la comunidad vecina la plaga continúa", abunda. Por ello, lo más seguro es que podamos comer antes patata gijonesa que occidental. La última polilla detectada en Asturias, según las estadísticas del Principado, fue el 13 de junio en San Tirso de Abres y la época estival siempre es la más "delicada" para la plaga.

La consejería de Desarrollo Rural espera para el mes que viene la visita de los inspectores de la Unión Europea, que harán un seguimiento de la polilla en Asturias. "Somos optimistas, pero hay que pasar el examen", puntualiza Jesús Casas. Si la plaga se reactivase en la región, Bruselas podría tomar medidas adicionales, como prohibir la exportación de patata española.

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