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Un incidente que conmocionó al municipio

El único acusado por el atropello mortal de Somió afronta seis años de cárcel

La familia del fallecido le atribuye un homicidio por imprudencia grave y la omisión del deber de socorro, delito que el ministerio fiscal no estima

El único acusado por el atropello mortal de Somió afronta seis años de cárcel

El único acusado por el atropello mortal de Somió -un incidente que conmocionó al municipio en diciembre del año pasado y que causó el fallecimiento casi en el acto de Juan Fombona Braga, de 38 años- se enfrenta a una pena de seis años de cárcel que exigirá la familia de la víctima, cuatro de ellos por el homicidio por imprudencia grave y otros dos más por la omisión del deber de socorro. Este último delito, en cambio, no lo aprecia el ministerio fiscal al entender que el estado de embriaguez impidió al procesado -actualmente en libertad provisional- enterarse de lo ocurrido en el momento de los hechos, por lo que su petición inicial de cárcel es inferior. Falta todavía por presentarse el escrito de calificación que hará la defensa del acusado, Álvaro A. S., un joven de la misma edad que la víctima y amigo desde la infancia de Fombona. Todos coinciden ya con la instrucción concluida, en que no tuvo intención alguna de matarlo.

El luctuoso acontecimiento ocurrió de madrugada, a las 4.15 horas del sábado 2 de diciembre del pasado año. Víctima y acusado, tras una cena con otros amigos, habían estado compartiendo copas en un conocido pub de la parroquia de Somió. Ambos salieron casi a la vez del establecimiento y, pese a ser vecinos, Fombona optó por irse a pie mientras que Álvaro A. S. cogió su coche, de grandes dimensiones. Unos metros más adelante, a la altura del número 275 de la avenida Dionisio Cifuentes, al lado de la iglesia de San Julián el vehículo -un BMW- pasó por encima de Juan Fombona, arrollándole y provocándole lesiones incompatibles con la vida. El guardia de seguridad de una casa próxima, a unos cien metros, escuchó el golpe y salió rápidamente para llamar poco después a los servicios de emergencias. No había ni rastro del coche y solo varios trozos de la carrocería esparcidos por el asfalto. Fombona murió poco después, en la camilla de la ambulancia, sin que los sanitarios pudiesen hacer nada por salvarle la vida. "El golpe fue tan brutal que quedó inconsciente en el acto y no sufrió", describió la doctora que le atendió en la calle.

Esa misma madrugada dio comienzo la investigación policial para tratar de identificar el vehículo que arrolló a Fombona y averiguar también quién lo conducía. Las sospechas se centraron en un vecino de la zona y, tras recabar testimonios y revisar imágenes de lo ocurrido, el círculo se fue estrechando, llegando incluso al círculo más próximo a la víctima, que fue despedido al mediodía del lunes, 4 de diciembre, en la iglesia de San Julián en loor de multitudes. Unas horas después, el presunto responsable de su muerte era detenido en su casa por la Policía Nacional.

Álvaro A. S., al saber que la policía trataba de reconstruir las últimas horas de Fombona, se personó en dependencias de la Policía Local de Gijón -los primeros en investigar los hechos- en compañía de su hermana, abogada de profesión. Esa fue la única vez en todo este procedimiento en el que el ahora acusado se pronunció sobre lo ocurrido la madrugada de autos, aunque fue para decir que no recordaba nada. Su estado de nerviosismo le convirtió en el principal sospechoso, hasta su detención al día siguiente en su casa. Él fue el único de los amigos de Fombona que se ausentó del funeral en San Julián.

Una vez en la Comisaría de El Natahoyo, se acogió a su derecho a no declarar ante la Policía Nacional. El martes pasó a disposición del Juzgado de Guardia, Instrucción número 5, que, a petición de Fiscalía, decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza acusado, en principio, de un delito de homicidio imprudente, conducción bajo los efectos del alcohol y omisión del deber de socorro. No obstante, a lo largo de la fase instrucción, que se dio por finalizada en el mes de junio -justo seis meses después del atropello-, el ministerio fiscal considera que el grado de alcohol le impidió ser consciente del atropello, por lo que en principio declina atribuirle el delito de omisión de socorro.

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