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El Tribunal Supremo anuló la licencia urbanística concedida al primer híper

La empresa regaló treinta mil metros cuadrados de suelo - rústico al Ayuntamiento y siguió con sus puertas abiertas

Un indiscutible ejemplo de cómo hay que realizar una constante y sistemática oposición política fue la que entonces realizó el concejal Francisco Álvarez-Cascos Fernández quien pasó de ser el único representante de Alianza Popular en la Corporación Municipal -dejando en evidencia al pasivo grupo de la UCD, a quienes les metía habitualmente los goles por la escuadra, por su profundo conocimiento de los expedientes- ya que cuatro años después fue gratificada su brillante labor al lograr pasar en las elecciones a ser el segundo grupo en número de concejales. Una buena prueba de ello es que de las cuarenta mociones presentadas por él en el Negociado de Registro, ninguna de ellas fuese considerada para ser debatida en una sesión plenaria del Ayuntamiento. Ahí queda suficientemente claro que el enrarecimiento de la vida política gijonesa había pasado de aquellos tiempos en que todos se llevaban a partir un piñón -hasta le concedieron la presidencia de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente, con lo que se plantaron árboles en muchas calles de la ciudad, además de tener la feliz iniciativa de homenajear a todas las naciones con la plantación anual de un árbol en el parque de Isabel la Católica- a ser ignoradas todas sus propuestas para tratar de contribuir a lograr un Gijón mejor.

Tres años después de haber presentado Francisco Álvarez-Cascos un recurso contencioso-administrativo por la vulneración del planeamiento urbanístico al conceder la Comisión Municipal Permanente al primer hipermercado que vino a la ciudad una licencia municipal de construcción la finca rústica no urbanizable de La Fana (Roces) -solamente se opusieron el concejal comunista Andrés Álvarez Costales y él- el Tribunal Supremo le dio la razón. Aquel fue el final de un proceso judicial, ya que pocos meses después de haber sido presentado el recurso la Audiencia Territorial había declarado nula la licencia urbanística y los acuerdos adoptados, pese a lo cual el Ayuntamiento la recurrió sin sólidos argumentos legales a su favor. Debido a ello, Francisco Álvarez-Cascos solicitó en vano la retirada de las competencias urbanísticas al Ayuntamiento, tal como ya había hecho el gobierno del Principado con el de Villaviciosa por sus tropelías urbanísticas. Pero el hipermercado de Roces siguió con las puertas abiertas tras haber regalado la empresa unos treinta mil metros cuadrados de terrenos de suelo rústico al Ayuntamiento.

La fusión de los tres astilleros privados. Después de muchas y complejas negociaciones se logró un acuerdo para la fusión de los tres astilleros privados de la bahía. Así fue como nació "Naval Gijón", con una plantilla de novecientos setenta y cinco trabajadores -cuatrocientos treinta y dos trabajadores del dique de Duro Felguera, trescientos diez de Marítima del Musel y doscientos treinta y tres de Astilleros del Cantábrico y Riera- y un presupuesto inicial de nueve mil quinientos millones de pesetas.

Al Ayuntamiento no paraban de llegar las reivindicaciones de todos los colectivos laborales que eran pacientemente escuchados por José Manuel Palacio, quien poco más podía hacer ya que no eran competencias municipales, por lo que calles seguían siendo escenario de enfrentamientos entre los trabajadores del sector naval y las fuerzas de orden público. Desde la ventana de mi casa se pudo ver como un piquete atravesó varios automóviles cortando al tráfico la calle de Manuel Llaneza, a la altura de la calle del decano Prendes Pando. Un viajante de joyería llamado Manuel Álvarez Martin vio como movieron un Renault-18 de su propiedad y bajó de su casa para retirarlo, lo que motivó que los trabajadores le zarandearan dentro del coche, por lo que sacó por la ventanilla un revólver Smith&Wesson de calibre 38 efectuando varios disparos y una de las balas alcanzó de lleno al joven Raúl Losa García, de dieciocho años de edad, estudiante de Formación Profesional que había trabajado como aprendiz en un astillero y que le ocasionó la muerte. Curiosamente la furgoneta en el que fue trasladado al Sanatorio del Carmen y luego al Hospital de Cabueñes por efectivos de la Policía Nacional colisionó dos veces: una en la avenida de los Hermanos Felgueroso y otra en la carretera de la Costa. Tiempos difíciles para todos.

El Centro Asturiano entraba en un periodo de decadencia Aquel Centro Asturiano de La Habana -uno de cuyos socios fundadores fue mi padre- entraba ya en un periodo de decadencia, al no saber adaptarse a los nuevos tiempos. Por primera vez, una mujer -cuyo nombre hay que recordar para que sepa que el feminismo ya entonces pedía paso- Isabel López Menéndez, juez en funciones del Juzgado de Distrito número 1 pasó a la historia de nuestra vida cotidiana por ser la primera mujer que ofició un matrimonio civil en nuestra ciudad. Los contrayentes fueron para María Cristina Valle González y Ángel Jiménez Jiménez, lo que supuso un insólito acontecimiento motivado por la circunstancia de que el juez titular, Máximo Roldan Godás se encontraba de vacaciones.

Pero el Centro Asturiano seguía en sus trece de no querer mirar hacia adelante y mantenía una de sus estancias de reunión social en el paseo de Begoña -el famoso "Salón Azul- vetado a las mujeres. Mi defensa pública del derecho de que fuese un punto de encuentro para todos -fuese cual fuese su sexo- motivó la apertura de un expediente disciplinario contra mi persona por lo que fue considerado un inaceptable ataque a quienes consideraban que había que mantener la disciplina institucional en lo que consideraban algo así como un club inglés. Me pidieron que rectificase mi opinión, pero mi respuesta fue muy clara: ante todo había que respetar los derechos de las mujeres. Debido a ello fui expulsado como socio, lo que me comunicó el directivo José Manuel Arenillas, quien también era concejal. Tiempo al tiempo.

El arzobispo, contra una obra de "Els Joglars". De escándalo en escándalo iba por toda España el grupo "Els Joglars" -que dirigía el actual presidente de Tabarnia, Albert Boadella- con su obra "Teledeum" y Gijón no fue una excepción, ya que el arzobispo de Oviedo y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Gabino Díaz Merchán solicitó al alcalde que fuese suspendida la actuación en el entoldado de la plaza Mayor, a lo que José Manuel Palacio le contestó comunicándole que se mantendría la programación. Todos aquellos ataques a Albert Boadella le inspiraron para añadir un final diferente basándose en las airadas reacciones que había provocado su espectáculo. El siempre provocativo Albert Boadella -antes y ahora- explicó que así todavía se había introducido más ironía y sarcasmo a su "comedieta de sotanas y casullas, por lo que las encendidas reacciones no me preocupan en absoluto, dado que es tradición histórica de los cómicos recibir todo tipo de críticas".

Abades y los pintores asturianos. Treinta y cinco acuarelas de treinta por veinte centímetros con escenas del Gijón marinero de finales del siglo XIX atribuidas a Juan Martínez Abades que eran propiedad de Jorge Eduardo Corujo no fueron adquiridas en un millón trescientas mil pesetas por el Ayuntamiento por las dudas que se tenía sobre su autoría, a pesar de que la mayoría de ellas estaban firmadas por el grandioso pintor gijonés.

La afamada Bienal de Pintura que patrocinaba la empresa marmolista de Jesús Gargallo iba a ser ganada por Adolfo Bartholomé -el jurado estuvo presidido por Nicanor Piñole- al superar a las obras presentadas por Eduardo Úrculo y Manolo García Linares.

¡Qué gran nivel tenía la pintura asturiana!

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