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FLORENTINO MAÑANA, "TINO EL ROXU" | Maestro escanciador y exchigrero

"La sidra es anticancerosa, no pasando de cuatro culinos al día es estupenda"

"En 2013 pensé que era hora de descansar y disfrutar, aunque si mis hijas hubieran cogido el negocio del chigre estaría amarrado allí de por vida"

Tino El Roxu, en el paseo de Begoña. JUAN PLAZA

- Dígame quién es.

-Me llamo Florentino Mañana García, pero cuando jugábamos al fútbol había tres Tinos: Tino el moreno, otro que también era moreno y yo, y como siempre fui rubio me pusieron Tino el Roxu. Nací en San Julián de Bimenes (1949), pero me crié en Nava, donde mis padres tenían un bar y un llagar de sidra. A los 16 años vine a Gijón porque quería ser soldador y entré en los astilleros Riera de pinche. Pero aprendí a soldar de doce a una. Iba a un gimnasio donde había muchos chicos que jugaban al rugby y logré entrar en el equipo. Hice la mili en el bar del cuartel de Oviedo, necesitaban a alguien que lo atendiera. Conocí a mi mujer y me casé en Pola de Siero, y tenemos dos hijas, Leticia y Noelia.

- ¿Cuándo se estableció por su cuenta?

-En 1981. Me decidí porque había una huelga general en los astilleros que duraba mucho y me dije: "¿Cómo voy a resistir sin trabajar ni cobrar?". Me ayudaba trabajando por las tardes en las sidrerías de Herminio, de Luis Canal, como escanciador. Lo pensé porque sabía que mi mujer cocinaba bien y alquilamos un establecimiento en la calle Hermanos Felgueroso.

- ¿Le fue bien desde el principio?

-Sí, metí dos personas más, pero a los diez años tuve la suerte que el Ayuntamiento de Gijón hizo una promoción para llegar a Sevilla, con Ramón el de La Máquina, y Casa Gerardo; ellos llevaban la cocina y yo iba como escanciador. Nos dirigíamos a la Expo de Sevilla. Paramos en León, en Valladolid, en Zamora... Hasta llegar a la Expo Universal de Sevilla.

- ¿De quién era la sidra que llevaban?

-Del llagar de Trabanco, iba cada semana un camión lleno de cajas. Se bebió muchísima sidra y eso que costaba la botella quinientas pesetas. Estuvimos seis meses y medio en Sevilla. El chigre lo llevaba mi mujer, pero tuve que volver porque había un camarero que me estaba robando y ella no se atrevía a echarlo.

- ¿Qué pasó en el año 88?

-Me tocó la lotería. A mí me correspondieron diecinueve millones de pesetas. Pero a Justo, el de Casa Justo, le tocaron más que a mí, sesenta millones.

- ¿Usted qué hizo con los diecinueve?

-Compré un piso frente al chigre, y otros tres en Benidorm, pero dos los vendí. Y nos trasladamos al centro con el negocio; entonces éramos catorce empleados.

- ¿Seguía cocinando su mujer?

-No, ella estaba en la caja, y en la cocina contraté a un cocinero muy bueno y un ayudante. Ése se fue y contraté a otro que era de La Calzada, Jose, y así hasta que cesó el negocio.

- ¿Por qué decidió cerrar?

-Lo hice en 2013, pensé que ya era hora de descansar y disfrutar de la familia... Me jubilé, pero mi mujer tuvo que seguir cotizando dos años más.

- O sea que está usted jubilado y forrado.

-Bueno, vivimos bien. Gracias a Dios hay salud.

- ¿Pasó gente importante por Tino el Roxu?

-Conocí a todos los políticos, artistas, a muchas personalidades de la época. Y venía gente de Bruselas conocidos de un viaje que hice allí a escanciar sidra y jugar a los bolos. Fui campeón de bolos con Isidro, hace catorce años. Mi padre tenía una bolera en Nava frente al chigre, y allí aprendí.

- ¿Y como escanciador?

-Tengo el récord de echar la sidra en once vasos a la vez.

- ¿Cómo se las arreglaba?

-Ponía ocho vasos en el brazo izquierdo, dos en cada pie, y uno en la boca sujeto con un bastón. En Sevilla me llamaban "¡Torero, torero, torero!". Tenía entonces 35 años o 40. Tengo una anécdota del Rey de España. En un viaje que hicieron a Covadonga, al llegar a Nava, había un tonel en la carretera y quisieron parar. Venía la Familia Real con el Príncipe, y éste quiso probar la sidra, pero tenía 13 años. Dijeron que no, pero al final le permitieron mojar los labios para conocer cómo sabe. Tengo muchos recuerdos.

- ¿No mira el vaso cuando escancia?

-No, nunca.

- ¿En qué emplea el tiempo ahora?

-Viajando con mis hijas y mis nietas. Tengo dos, una de cada hija; las dos tienen 10 años.

- ¿No echa de menos el trabajo?

-Si mis hijas hubieran cogido el negocio, yo estaría amarrado allí toda la vida. Pero pusieron una tienda de ropa infantil, cerca de la Iglesiona. No se puede dejar de lado a la familia.

- ¿Qué aficiones tiene?

-Tengo un perrín y a las nueve ya salgo a pasearlo. Juego al tute. Y a veces al cabrón, a la escoba... Jugamos en Casa Cundi, en Viesques.

- ¿Sigue bebiendo sidra?

-Sí, siempre, es la mejor bebida que hay. Es anticancerosa, lo dicen los médicos. Y las mujeres también deberían beberla; no pasando de cuatro culinos al día es estupenda.

- ¿Es usted sportinguista?

-Sí, no me pierdo ni un partido.

- ¿Y taurino?

-No, pero mi mujer sí y suele ir a la plaza de El Bibio. Su padre es de Zamora, y allí hay mucha afición a los toros.

- ¿Cómo va a vivir las fiestas de Begoña?

-Participando en la alegría de la ciudad.

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