El estruendo de la batalla de Covadonga resonó ayer en el cielo de Gijón. Y fue la apoteosis de una noche de los Fuegos que se erigía como un homenaje al triple centenario de Asturias y resultó un acierto. Una efeméride que se reflejó en la madrugada más especial del año para gijoneses y visitantes, que acudieron en masa para disfrutar del espectáculo pirotécnico creado esta vez por la empresa valenciana Ricasa.

Habían anunciado los levantinos que tenían muchas ganas de protagonizar el espectáculo gijonés, que tenían "mucha ilusión, pero también presión" y que el proyecto ideado era "único, pensado exclusivamente para Gijón". Que se les quite la presión porque el público acabó aplaudiendo y con felicitaciones unánimes.

La climatología, además, se alió para que el viento se llevara el humo mar adentro dejando una visibiliad muy buena en casi todos los puntos del concejo. Además, los cinco ordenadores que dirigieron el proyecto pirodigital funcionaron a la perfección durante los 26 minutos y 40 segundos que duró el espectáculo, que tuvo ritmo, color y mucha vistosidad. En ese tiempo, Gijón disfrutó de los verdes -muy abundantes- en alusión al Parque Nacional de los Picos de Europa; los blancos, dorados y rojos del manto de la Santina o los plateados de la batalla de Covadonga. Todo ello merced a la combinación cromática de 52 conjuntos distintos, que entremezclaron a su vez palmeras, palmeras con tronco, sauces, perlas, zumbadoras o crossettes que conformaron los 1.600 kilogramos de pólvora que ayer llenaron cielo y tierra, tras salir de las casi 5.000 unidades de disparo situadas en el Cerro de Santa Catalina.

El espectáculo levantó ovación entre del público, sobre todo el "final apoteósico" previsto por sus autores, de tres minutos y medio y en el que se lanzaron dos millares de bombas. Insuperables, decían algunos. Ovación cerrada de los millares de personas que se apostaron en innumerables lugares del concejo, desde los arenales de San Lorenzo y Poniente, a La Providencia, el parque de Los Pericones o la Campa Torres.

Juanjo Suárez, gijonés que vive en Bruselas, fue puntual a su cita. Si puede, no se pierde la noche de los Fuegos, "siempre en familia". O los vallisoletanos Rafael Lázaro y María Andrés. "Vinimos a pasar unos días y, cuando nos dimos cuenta de que coincidía con la Semana Grande, no lo dudamos", explicaban los pucelanos, que se informaron de la mejor opción para disfrutar del espectáculo: "nos dijeron que nos colocásemos en la escalera 2 o 3, que es donde mejor se ve".

También en San Lorenzo se encontraba bien pronto la gijonesa María Rosa García. "Hace cuatro años que no vengo a ver los Fuegos, pero siempre que vengo, lo disfruto mucho", aseguraba. Entre quienes optaban por no disfrutar de la noche, pero sin espectáculo pirotécnico, estaban Raúl Paredes y Piedad Suárez, mierenses asentados en Gijón. "Todas las noches de los Fuegos cenamos, pero luego preferimos quedarnos tomando algo en la sobremesa", explicaban. En Poniente también se cogió sitio para no perder detalle de la pirotecnia. "Venimos todos lo años", aseguraban los ovetenses Manuel Díaz y Marisol Fernández que, tras cenar en un local próximo, se acercaron a la explanada de Poniente para disfrutar del concierto de la orquesta Assia. "Y cuando acabe, a la playa a ver los Fuegos", enfatizaban.

De Ferrol llegaron Pepi Ramos y su familia: "Solemos disfrutar del espectáculo pero no en un sitio fijo. Vamos paseando de un lado a otro", contaban. Ana Muriel y Luis Gómez estaban llegados desde Santander, con los niños. "Les gustan mucho, sobre todo los colores, aunque el más pequeño igual se queda dormido", explicaban.

Finalizado el espectáculo pirotécnico, la fiesta continuó en la ciudad. La orquesta Assia retomó en la explanada de Poniente el segundo pase de su espectáculo. En Begoña también hubo cita, esta con la orquesta "La Ola". Y quienes subieron a Los Pericones, a su bajada hicieron fonda junto a las piscinas de El Llano, en el espectáculo de la disco móvil Eclipse. La fiesta finalizará hoy, a partir de las 14 horas, en San Lorenzo, con la Danza Prima y el Restallón, de 7 minutos de duración y con 464 unidades de disparo. Pero lo que se vió ayer en la madrugada gijonesa será para recordar.