La mayor convocatoria de oposiciones de la historia del Servicio de Salud del Principado de Asturias está llevando a ponerse a estudiar a muchísimos profesionales. Incluidos a muchos del Hospital de Cabueñes que ya tienen más de 60 años, con la jubilación como horizonte, pero que ven en estas oposiciones la oportunidad de consolidar su puesto de trabajo. Las altas tasas de interinidad de la sanidad asturiana y el gran número de jubilaciones que se han producido en el área V en los últimos años hacen que sea uno de los centros en los que más ajetreo se está viviendo estos días a la hora de consultar y formalizar las inscripciones y pagar las tasas para presentarse a las pruebas, y no importa la edad.

"Estamos recibiendo a mucha gente con una carrera profesional larga; de hecho calculo que suponen el 90 por ciento de los profesionales que se presentarán a las oposiciones. El resto se corresponde con el perfil de gente joven que terminó el año pasado su formación y que se apuntan para probar, para ver cómo son los exámenes", explica Teresa Puertas, del Sindicato de Enfermería Satse. Es la suya una de las ramas que está suscitando más movimiento entre los aspirantes, habida cuenta de que ofrecerá un buen número de plazas y de que "no hay oposiciones a enfermería desde 2011; en el resto de categorías es peor, no se convocan desde 2002", recuerda Puertas, que estos días anda enfrascada en "resolver dudas sobre todo técnicas, a la hora de rellenar datos en la plataforma digital", con jornadas en ocasiones maratonianas en las que "tenemos gente interesándose por las oposiciones desde que abrimos hasta que cerramos la oficina" , asegura.

Por lo que lleva pulsado hasta ahora, "hay gente que se va a presentar a punto de jubilarse, y los estamos animando a que así sea; es una oportunidad que no se puede perder", sostiene esta portavoz sindical. Y con ese ánimo se presentará por ejemplo la auxiliar de enfermería Ana Montes, que acumula un total de 22 años del tirón en Cabueñes y que considera que "tenemos que afianzar el futuro, llegamos al hospital de jóvenes y hemos ido tirando", sostiene, pero llega un momento en el que "hay que hacerse con la plaza", asevera junto a ella Miguel Revuelta, que con 49 años se presentará por cuarta vez a una oposición al puesto de celador. "También llevo aquí más de 20 años, y es obligado intentarlo aunque dé pereza ponerse a estudiar otra vez", confiesa.

Es lo que le pasa a Carmen Alonso, que a sus 57 años salía de los despachos sindicales tras comprobar que había cursado correctamente la solicitud para examinarse. "Fíjate tú, ponerse ahora con el temario, no apetece mucho pero no queda otra", explicaba la celadora con resignación. Su caso es también el de una carrera de fondo, con dos décadas en el hospital de Cabueñes, y aunque se presentó a las últimas oposiciones de su especialidad, "no me dio el corte". Así que ahora, casi con el pensamiento más puesto en la jubilación que en otra cosa, "toca ponerse a hincar codos". Los celadores han respondido en Cabueñes de forma masiva a la convocatoria. Marta Cadavieco, de 53 años, lleva los últimos meses en Cabueñes. Se presentó en 1997 a las oposiciones, pero no le salió bien el examen y acabó en los planes municipales de empleo trabajando en la construcción. Desde que la llamaran hace un tiempo para trabajar de nuevo como celadora, no lo ha dudado. "Me voy a presentar y estoy dispuesta a sacar la plaza", asevera. Como ella, Rocío Menéndez, de 39 años, está dispuesta a hacerse con un puesto de trabajo que le dé estabilidad laboral. "Vengo de muchos altibajos, dando bajas y trabajando días salteados", explica. Por eso, y después de dos años en el área V, está claro que "hay que intentarlo. Al menos, ir teniendo puntuación para mejorar". Aunque estudiar sea, a estas alturas, lo que menos apetece.