- ¿Usted quién es?

-Nací en Gijón (1945). Soy una persona normal. He hecho en la vida de todo. Fui capitán, he sido profesor, empresario? Estoy casado y tengo dos hijos.

- ¿Cómo fue su formación?

-Hice el Bachiller en el Colegio Corazón de María. Luego ingresé en la Escuela de la Marina Civil, después hice algo de Economía y Derecho y soy máster en Trasporte Marítimo.

- ¿Ha navegado por todos los océanos?

-No, he conocido más océanos ahora, después de dejar la profesión, que antes. Navegué principalmente por Africa, por América, y Europa, pero no por Asia. Y posteriormente estuve en la India, en Camboya, en Nepal, en Vietnam, en China? Hace pocos años.

- ¿Ha escuchado las sirenas?

-Cuando estás lejos de casa, bueno, a veces crees escuchar de todo.

- ¿Ha doblado usted el Cabo de Hornos?

-No, eso sí, me gustaría vivir esa experiencia, pasar por el estrecho de Magallanes y doblar el cabo. Pero ahora me dedico a investigar la historia de la Marina Civil. Pero también me encantaría doblar el Cabo de Buena Esperanza.

- Ése es más liviano.

-No, se juntan dos mares y se producen unas olas enormes, por eso se llamó el Cabo de las Tormentas. Marca un hito en la historia de la navegación. Cuando los turcos cerraron el paso de la Ruta de la Seda, los portugueses buscaron una alternativa por el mar, bordeando África del Sur. La gente cree que navegaban cerca de la costa pero no es así, llegaban hasta Brasil, para aprovechar las corrientes; al llegar a la altura de Namibia, doblaban hacia África y así se restableció el negocio de las especies. Era el año 1498. Luego nosotros, que fuimos grandes navegantes, empezamos a participar en ese comercio. Un gramo de clavo valía más que un gramo de oro.

- ¿Ha tropezado con los piratas somalíes?

-No, nunca, pero lo he seguido. Nadie se explica que unas gentes con tan pocos recursos lograran atemorizar a las grandes flotas del mundo. Ahí, detrás, había grandes negocios.

- Ha sido usted el director de la Marina Mercante en un gobierno de Felipe González. ¿Participó en la creación de Veranes?

-Sí, el proyecto fue mío, luego se retrasó la puesta en marcha, pero fue una idea mía, como también el Plan Nacional de Salvamento, que eso no se suele recordar, pero yo ese plan lo presenté en Gijón a finales del año 86. Tuve la posibilidad de traer el remolcador Punta Salinas y con motivo de esto me entrevistó la televisión y en ese programa tuve la ocasión de anunciar el proyecto del Plan de Salvamento. En Veranes yo tenía otra intención, aparte de ser un centro de formación, lo que pretendía era que fuera un gran centro de homologación de los equipos que se utilizaban en la marina civil, porque alrededor de eso se generaría una industria. En aquella época Gijón era una potencia, había muchos astilleros. Y una idea a la que no renuncio es a crear en Asturias un foro marítimo de carácter internacional, porque los asuntos marítimos están relegados a un segundo plano, olvidando que España es prácticamente una isla. La mayor parte de la población española vive cerca del mar, tenemos más de treinta puertos grandes, y no tiene sentido que las carreteras estén saturadas de camiones, cuando todo ese transporte se puede hacer por mar, siendo más económico, mucho menos arriesgado y menos contaminante. Ese foro se debería crear en Asturias.

- ¿Que opina de la situación política española actual?

-Creo que estamos en un momento de incertidumbre, de pérdida de rumbo, en el que el cinismo es el principal instrumento de los partidos políticos. No hay más que ver las campañas electorales y lo que es luego la praxis cotidiana. Hay partidos que son de izquierdas y lo que realmente están defendiendo es el capitalismo salvaje, y otros que defienden a la clase trabajadora y se meten en un chalet de cien millones de pesetas.

- ¿Le gusta Pedro Sánchez?

-No me fijo en los hombres.

- ¿Es usted un escéptico?

-Sí, totalmente. Pienso que los partidos políticos deben de representar a su electorado y si no lo hacen los están traicionando, están distorsionando toda la realidad. Los partidos en este momento buscan los votos recurriendo a lo que sea para llenar las urnas. Una vez que han ganado se olvidan de las promesas. En definitiva, la sociedad se ha desmembrado, vive en un engaño permanente, a través de los medios de comunicación que están controlados por el capitalismo salvaje, y tiene una percepción que no se corresponde con la realidad. Lo que no podemos hacer es criticar la corrupción y luego votar a los corruptos. Y pocos partidos hay que estén libres de la corrupción. Se puede ser corrupto por acción o por omisión.

- ¿Que opina del PSOE actual?

-El partido socialista tiene que mirarse al espejo y tratar de reconocerse. Tiene que definirse, no puede estar en la ambigüedad permanente. Un partido de izquierdas y del Opus Dei no puede ser. Lo uno y su contrario no se entiende.

- ¿Qué teme?

-A nada, ni siquiera a la muerte, estoy amortizado. Soy un defensor acérrimo de la eutanasia. Lo que me preocupa es dar guerra a los demás.

- ¿Ha practicado algún deporte?

-Sí, jugué durante muchos años al balonmano, hice gimnasia deportiva. Y hace poco que abandoné la bicicleta por una lesión. Ahora me dedico a pasear, camino todos los días unos ocho kilometros.

- ¿Ha tenido un maestro en su vida?

-Muchos.

- ¿Y un político de referencia?

-Está por llegar.

- ¿Y sus pasiones?

-Ya están amortiguadas. Mi pasión es Gijón. Es una ciudad que lo tiene todo para ser feliz.

- ¿Qué le preocupa?

-La playa. Está desapareciendo. Hicieron un agujero de 30 millones de metros cúbicos y ese pozo se está rellenado con la arena de la playa. En nuestra época toda la playa estaba llena de casetas. Otro tema que me preocupa es El Musel. Un puerto es como un hospital, si no tiene buenos médicos, no vale para nada, y un puerto no tiene que estar pendiente de dos industrias. Hay que formar gente cualificada para el puerto y eso tiene que hacerlo la Escuela de Marina Civil. El puerto de Algeciras nueve en un día los contendores que El Musel mueve en seis meses. Necesitamos una comunicación estable, hay que captar tráficos en Valladolid, en toda la meseta. Y para eso hay que gestionarlo bien.