Sabino Menéndez Trabanco, el hombre que plantó cara a los asaltantes de su casa, es uno de los lagareros más prestigiosos de Asturias. Nació en el pueblo gijonés de Quintana (Baldornón) en 1945 entre vacas y manzanos. Le tocó trabajar en los dos ramos, pero ganó de largo la sidra. Tomó las riendas de la empresa familiar en 1968, convirtiendo la firma paterna Gerardo Quintana en Sidra Menéndez, como hoy se conoce. A su empeño por convertir la marca en un referente de la bebida regional se sumó su mujer Enedina, y juntos trabajaron en un pequeño llagar con 150.000 litros de capacidad.

En los años noventa Menéndez cambia ese "lagarín" en Baldornón por un "lagarón" en Fano, al que se incorpora su hijo Gerardo, hoy la persona que lleva los mandos del negocio junto a su otra hija Lucía. En 2009 el conocido empresario inaugura unas nuevas instalaciones, que son las que concentran la producción en la actualidad. En la misma finca, de grandes dimensiones, tienen alrededor de 15.000 pomares.

Aunque está apartado desde hace varios años de la primera línea de la empresa, Sabino Menéndez -es cuñado del presidente de la ingeniera gijonesa TSK, Sabino García- continúa muy vinculado al sector. Es raro el evento sidrero en el que no esté presente. Mismamente el pasado mes de junio reclamó, en el marco del Salón de la Sidra con Denominación de Origen Protegida, celebrado en el recinto ferial, una solución a la vecería, que "sólo pasa aquí". Sidra Menéndez participa estos días junto a otras 23 marcas en la Fiesta de la Sidra Natural de Gijón, que comenzó este sábado con el tradicional Mercadín de la Sidra y la Manzana. El lagarero de Fano recibió en 2013 con motivo de este mismo festival el premio "Tonel de oro" por su contribución al sector. El lagar también participa en el "Bus de la sidra", con visita a cuatro productores. En concreto, la salida a Menéndez tendrá lugar el próximo viernes.