Rolindes González García falleció ayer, a los 81 años de edad. La mujer fue por todos conocida en el barrio de El Natahoyo por regentar, durante 31 años, la conocida churrería Ceriñola, que cerró sus puertas en el año 2002.

Aunque natural de Carbayín, González era una mujer muy querida en el barrio gijonés, como se demostró los primeros días de enero de 2002, cuando multitud de vecinos se reunieron en su local para darle una calurosa despedida el día de su jubilación, tras tres décadas atendiendo el establecimiento hostelero, que se vio abocado a cerrar sus puertas. No faltaron entonces los regalos en forma de ramos de flores, jarrones e incluso una placa.

Regalos similares a los que recibió siete años antes, en 1995, al convertirse en una de las bisabuelas más jóvenes del Principado, con 58 años. Por entonces, González llevaba ya 40 años instalada en Gijón, junto a su marido, ya fallecido, Fernando Asenjo. Con él se casó muy joven, a los 19 años de edad. Un recorrido que imitó su hija Belén, que se casó con apenas 15 años, y el primogénito de esta, Fernando Javier, que hizo lo propio con 20, lo que propició que González fuera una bisabuela muy joven.

González deja dos hijas, María Belén y María Fernanda; tres nietos, Fernando Javier, Sergio y Marcos y seis bisnietos, además de sobrinos, primos y demás familia. El funeral por la reconocida hostelera tendrá lugar en la iglesia de San Esteban del Mar de El Natahoyo, a las 17.30 horas de esta tarde.