Pocos gijoneses podrán recordar qué había en el número 27 de la calle Corrida, el local que hace esquina con la calle Munuza, encarado a la plaza del Carmen, antes de que allí se implantara Óptica Navarro. Un establecimiento icónico de la ciudad que el pasado 15 de junio cerraba sus puertas después de que la empresa óptica no renovase el contrato de alquiler que le mantenía unido al espacio, diciendo así adiós más de un siglo de vida en la calle Corrida.

Óptica Navarro nació en la principal calle gijonesa en 1911, de la mano de su fundador, Gregorio Navarro. En un primer momento, en el número 49 para luego pasar a ocupar el 27. Ahora, 107 años más tarde, la cuarta generación de Óptica Navarro deja el popular emplazamiento, apoyados en su nueva estrategia empresarial.

"Es un local magnífico, pero no se adecuaba a nuestras necesidades y, además, no podemos soportar el coste de su alquiler con nuestro actual modelo de negocio", resume Juan Navarro Suárez, nieto de Gregorio, y quien está ahora al mando de la empresa, junto a sus hijos Carlos y Juan Navarro Rodríguez de la Rúa. Fueron precisamente los dos hermanos, la cuarta generación de ópticos Navarro, quienes "llegaron con muchísimas ganas de trabajar e innovar", celebra su padre. La empresa había abierto sucursales en las calles Uría de Oviedo (1940) y Gijón (1986). Sin embargo, desde la llegada de la nueva generación, la empresa ha optado por expandirse por todo Asturias e incluso fuera. A las nuevas aperturas en Gijón, Oviedo, Parque Principado, Mieres, Sama, Navia, La Felguera o Avilés, se suman ahora Torrelavega o Santander. Y todos los locales, con algo en común: "son establecimientos en propiedad, evitando los alquileres", de ahí su decisión de dejar la calle Corrida.

"Nos da pena, después de tantos años, pero los tiempos cambian y con ellos los modelos de negocio", explica Juan Navarro Suárez, "tenemos una visión más actualizada, queremos ofrecer productos de calidad a precios muy competitivos, eliminando los intermediarios". Todo para conseguir, después de un siglo, "seguir resistiendo, aguantando la talla, peleando con multinacionales, pero siempre con alma de batalla". Su legado en Corrida lo recogerá una tienda de productos deportivos especializada en playeros que estos días ultima sus obras.