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La arena de San Lorenzo torna a lienzo

El artista Benjamín Tous llevó sus personajes de cómic al arenal, con un público entregado que rompió en aplausos cuando acabó

Aspecto que mostraba la arena de San Lorenzo tras la intervención artística de Benjamín Tous.

El pintor Benjamín Tous dio el pasado martes un espectáculo visual inesperado en la playa de san Lorenzo. Aprovechó que había una marea especialmente baja y que tenía un paraguas a mano, para comenzar a dibujar personajes sobre la arena, sin darse cuenta de que atraía las miradas de numerosos paseantes desde el paseo del Muro. Al empezar, fue consciente de que un hombre le observaba, y, cuando acabó conforme con su obra, compuesta por diferentes personajes de cómic que llevan con él ya 40 años, se dio la vuelta y su público improvisado rompió en aplausos. La tarde, que no fue especialmente soleada el martes, tuvo ese toque diferente y original, gracias a este artista leridano de sentimiento asturiano.

Benjamín Tous nació en Lérida, pero toda su familia materna viene de Asturias. Su abuelo era de Avilés, de apellido Hevia, y su madre nació en la parroquia gijonesa de Lavandera y, cuando era pequeño, "siempre veraneaba aquí, en una casa con prao y una pomarada", como recuerda el artista. "Aquí aprendí a comer fabada, arroz con leche, manzanas al horno? poco a poco me fui enamorando de Asturias", asegura. Durante los siguientes años volvió a Asturias en distintas épocas, en su juventud, con amigos, su primera novia y finalmente con su mujer. "En el año 2005 murió mi madre -relata Benjamín-, y nos pidió que trajésemos sus cenizas a Gijón. Desde entonces, se ha convertido en un viaje obligatorio de todos los veranos".

Lleva ya 14 años, sin excepción, veraneando en la ciudad gijonesa, a veces desde mayo o junio, pero sobre todo durante los meses de julio, agosto y septiembre. Una de sus mayores aficiones es disfrutar de la ciudad en sus momentos de apogeo, durante fiestas, festivales y conciertos, cuando "la ciudad enamora". Su favorita es el Día de Asturias que se celebra en el Cerro, que siempre le emociona. También ha tenido la oportunidad de hacer unas cuatro o cinco exposiciones, no recuerda muy bien, en distintas galerías de la ciudad, además de un dibujo en algunos locales hosteleros de Cimadevilla, donde ha dibujado una sirenita, que "le faltaba a Gijón como a Copenhague".

La playa de San Lorenzo, en concreto, le encanta, y siempre que puede y la circunstancia acompaña, aprovecha para dibujar con su paraguas, pero nunca con ánimo de publicitarse o económico. Lo que pasó el martes fue "una suerte" para él: "Acabamos de terminar una exposición en Oviedo, y ha ido bastante bien, como para seguir viviendo de la pintura. Cuando la gente se puso a aplaudir en la playa, me mandaban besos y un niño me tiró una moneda de 20 céntimos. Mi mujer me avisó de que el niño iba a estar esperando hasta que la recogiera", relata. Los personajes que adornaron la arena la tarde del martes fueron los mismos que dibuja para un comic de un periódico local de Lérida desde hace 40 años. Eloy y sus amigos los animales; su perro, su gato, su serpiente, su elefante y su jirafa.

Ahora, cuenta, la moneda de 20 céntimos reposa en un platito, para cuando la gente le pregunte si se puede vivir de la pintura, él les pueda enseñar esa muestra simbólica de aprecio.

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