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ISMAEL MARCOS | Azabachero de Gijón

"Es difícil que haya relevo generacional en el azabache si hay escasez de material"

"Es un oficio muy gratificante, los clientes piropean mis creaciones; me gustaría diseñar más para hombres"

Ismael Marcos con algunas de sus creaciones en el Festival de la Sidra de la semana pasada. MARCOS LEÓN

Ismael Marcos empezó hace 20 años en el oficio de artesano "no sabiendo nada" y hoy es uno de los últimos azabacheros que quedan en activo en Gijón. Dirige junto a su socio Javier Ortega el popular taller Acebache Llantones. Desde este barrio de Leorio crean diseños de plata y de lignito que acumulan numerosos premios. Marcos reclama más apoyo al Principado para que haya relevo generacional y así el arte del azabache no desaparezca.

- ¿Qué representa el azabache para Asturias?

-Es un símbolo de Asturias como lo puede ser el queso Cabrales o la sidra, es algo único.

- Teniendo esto en cuenta, ¿cree que se cuida lo suficiente?

-No, eso está claro. Desde el Principado tendrían que ayudar más al azabache en cuanto a promoción y apertura de minas.

- ¿La falta de relevo generacional es otro problema?

-Es difícil que haya relevo por culpa de la escasez de material. Si hubiera azabache para que trabajásemos más de ello, alguien podría aficionarse y querer hacer de ello su profesión.

- ¿De dónde sacó el interés por la artesanía?

-Hace 20 años dejé mi anterior trabajo. El que ahora es mi socio ya estaba trabajando en una joyería con piezas de azabache. Decidimos crear, primero, una manera de ganar dinero, y después, un taller.

- ¿Cuándo comenzó su aprendizaje en la técnica del azabache?

-No es un hobby, es un trabajo más del que disfruto el 90% de las veces, siempre que las ventas vayan bien. Haces algo que la gente agradece con piropos, te compran y meses o años después te vienen y te enseñan que tienen una pieza tuya. A veces, sin que te reconozcan el trabajo, ves unos pendientes o un colgante que hiciste tú y te das cuenta de lo bonitos que quedan en otra persona. Siempre es muy gratificante.

- ¿Cómo se aprende a trabajar con el azabache?

-Con mucho tiempo y con ganas. Si alguien te instruye y te da unas mínimas nociones de cómo se comporta el azabache es más fácil, pero si no, a base de tiempo. Cuando yo empecé no sabía nada, y mi socio tampoco sabía mucho. Ahora él es el que se encarga de las cosas complicadas y yo de las que son un poco más fáciles. Nos dividimos el trabajo y ya llevamos así 20 años.

- ¿Y cómo decidió embarcarse en una aventura así sabiendo "solo un poco"?

-Unas veces te pegas el batacazo y buscas resolverlo. Se trata de caer y levantarse. Ahora las caídas son las menos, pero esto es a base de tiempo.

- ¿Qué cree que diferencia el trabajo de su taller del de otros?

-A lo mejor que abarcamos tanto lo clásico como lo más moderno o actual. Diseñamos pero seguimos con las piezas de tradición, como las manos o los pendientes de cierre antiguo, lo clásico del vestido de asturiana. También diseñamos para todo tipo de personas. Nos gustaría trabajar más para hombre.

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