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ANDRÉS CANAL PALACIOS | GERENTE DE SIDRA CANAL, GALARDÓN DEL PÚBLICO DEL FESTIVAL DE LA SIDRA DE GIJÓN

Un amor a la sidra que va en los genes

El lagarero de Lavandera apuesta por un caldo "de color claro y olor fresco" que le ha servido para coleccionar premios por toda la región

Un amor a la sidra que va en los genes

En los últimos años Sidra Canal es sinónimo de éxito. El llagar de Lavandera logró revalidar el pasado fin de semana -por tercera edición consecutiva- el premio del público en la Fiesta de la Sidra Natural de Gijón. Unos galardones que recaen, en gran parte, sobre los hombros del gerente de la empresa, Andrés Canal Palacios (Gijón, 1962).

"Sidra Canal es Andrés Canal", aseguran quienes componen el sector sidrero de la región. A nadie se le escapa que los triunfos que suma el llagar gijonés tienen el sello del cosechero, el último de los Canal en ponerse al mando de la marca sidrera. Una tradición que se remonta a sus abuelos, "que hacían sidra en casa, como se hacía en todos los lados por esta zona". Sin embargo, fue su padre, Avelino Canal, quien comenzó a comercializar el caldo, después de inscribir de forma oficial la marca en 1955. Hoy, seis décadas más tarde, la tradición perdura, ya en manos de Andrés.

La historia de Canal se escribe ribeteada de premios. En una ocasión logró "la Champions de la sidra" a la mejor bebida en el certamen de Villaviciosa (2012); como si del Madrid de Di Stefano se tratase, se alzó cinco veces con el galardón a la mejor sidra del Festival de Nava (1984, 1999, 2000, 2003 y 2014), y en los últimos años, nuevamente como el equipo merengue en Europa, consiguió alzarse con tres títulos consecutivos a mejor sidra elegida por el público en Gijón (2016, 2017, 2018). Así se encargan de recordárselo los trabajadores que llevan "toda la vida" con él, conociendo la querencia barcelonista de Canal -aunque también le tira mucho su Sporting.

Dicen quienes más conocen a Andrés que es "muy tranquilo" y, sobre todo, que "conecta muy bien con la gente". Sus empleados, que suman décadas y décadas de trabajo conjunto, resaltan del llagarero que "más que un jefe, es un amigo". Las opiniones son unánimes sobre él: "es un gran paisano, un buenazo del copón, no se puede decir nada malo de él, es una gran persona". Así lo refrenda todo aquel al que se le pregunte en el mundo de la sidra en Asturias.

Y eso es mucho decir, porque Andrés Canal vive "por y para la sidra". Es su forma de ganarse la vida, pero también su gran afición, su gran amor. El llagarero puede pasarse un día entero en el lagar detrás de otro. Es el primero que llega y el último que se va. Cada día. Sin excusas. "Le encanta", resumen resignados su más allegados. Cuando no está yendo a por manzana o visitando a otros entendidos del sector, está en el llagar familiar en Lavandera, probando y probando para encontrar ese punto justo que le gusta en la sidra: color claro y olor fresco, una sidra muy fácil, muy "bebible". La fórmula que tanto gusta a su público.

Su amor por este sector le viene en los genes. Tras acabar el colegio, con 14 años, se metió ya a trabajar con su padre en el llagar. "No es que fuera muy buen estudiante, pero la sidra le tiró mucho", explican sus más allegados. Desde entonces, mamó del patriarca todo lo que hoy aplica en sus cosechas: mucho mimo en la elaboración, atendiendo a todos los detalles; pero también de su madre, María Cristina Palacio, que siempre incidió en la importancia de la limpieza, tanto de la manzana como de los toneles.

La elaboración era entonces más manual. Hasta el corchado se hacía a mano, con un mazo de madera. Precisamente una corchadora fue la primera gran inversión del padre de Andrés, Avelino, que no dudaba al asegurar que "no hay bebida como la sidra". Y así lo creyó hasta su fallecimiento en el año 2003, un día antes de poder conocer que su última cosecha se llevó el premio del festival de Nava. Aquel fue un día agridulce para Andrés. Feliz por obtener un reconocimiento tal, pero triste por perder a su padre.

No tardó en reponerse de la pérdida y seguir honrando su memoria de la forma en la que le enseñó: haciendo aquello que él más amaba, haciendo sidra. Con Andrés al mando, el llagar "sufrió muchísimas mejoras, creció y se modernizó", hasta alcanzar el millón de litros que puede producir anualmente hoy en día. Eso sí. Como manda la marca de la casa, la manzana ha de ser toda (o la máxima posible) asturiana.

Y no hay campaña de manzana en la que en el llagar de Canal no se recuerde aquella vez en la que estuvieron cargando manzana en un pueblo con un cargador hidráulico que subía los sacos al camión, hasta que "un paisano de los que todo lo tocan" se subió en la plataforma y acabó volando hacia el cajón del camión, como un saco más de manzanas, y cayendo sobre toda la fruta. "Nos reímos muchísimo cada vez que lo recordamos, ver aquel paisanu volar por los aires; menos mal que todo quedó en una anécdota, pero podría haber sido peor", recuerdan.

Lo de Andrés Canal y la sidra es un idilio sin fin. Ni siquiera coge vacaciones y, cuando lo hace, es "una semana y por obligación". Y siempre "muy cerca, para poder volver de repente si hiciera falta. No quiere dejar el llagar". De hecho, su entorno más cercano no duda que "seguirá con el llagar hasta que el cuerpo aguante, como hizo el padre". No obstante, Canal tiene la esperanza de que alguno de los dos hijos que tiene junto a su mujer Isabel -Lucas, de 21 y Sara, de 18-, siga con la tradición familiar en el futuro.

El poco tiempo que tiene libre lo invierte en su otra gran afición: las motos. Tiene cuatro o cinco motocicletas, que gusta de montar cuando tiene oportunidad. De hecho, hasta hace no mucho participaba en carreras -en algunas acompañado de su hijo Lucas- y llegó incluso a lograr algún premio.

Aunque sin duda, el mayor premio para él es poder comer "un buen centollín del Cantábrico con una botellina de sidra. No hay mejor manjar, lo comería todos los días y, si le dejáramos, hasta repetiría". Como buen heredero de Avelino Canal, Andrés también lo tiene claro: "no hay bebida como la sidra". Y, para el público gijonés, no hay sidra como la de Canal.

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