El gijonés que instaló cámaras de vídeo en los vestuarios del Real Grupo de Cultura Covadonga y al que la policía incautó más de 100.000 archivos con menores de edad desnudos o practicando actos sexuales ha sido condenado a cuatro años de cárcel por un delito de corrupción de menores y a otros cinco de libertad vigilada que se ejecutarán una vez concluya su estancia en prisión, tal y como pedía la Fiscalía. La sentencia emitida por el Juzgado de lo Penal número 2 de Gijón, contra la que cabe recurso, le impone además la prohibición de desempeñar cualquier profesión u oficio, ya sea remunerado o no, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad durante ocho años.

El procesado, de 41 años, ya había sido condenado por el mismo delito a dos años de cárcel por un juzgado de Bilbao en mayo de 2016, aunque la pena quedó suspendida por un plazo de cinco años. Días antes de ser condenado entonces, un juzgado de Madrid ordenó la entrada y registro de su domicilio gijonés y fue allí donde la Policía Nacional le intervino más de 100.000 vídeos pornográficos protagonizados por menores de edad repartidos en diferentes dispositivos. Por ejemplo, un disco sólido contenía un programa de intercambio de archivos en el que constaban 16.639 registros correspondientes a ficheros y en proceso de descarga protagonizados por menores -de hasta nueve años- con adultos. Además, hallaron otros dos discos duros, uno con 36.242 vídeos e imágenes y otro con 46.867 archivos similares.

En el registro practicado, según consta en la sentencia, no solo apareció material descargado de la red, también varios vídeos de producción propia. Dos de ellos fueron realizados con cámara oculta los días 11 y 13 de junio de 2016 -en mayo de ese fue condenado por corrupción de menores en Bilbao- en los vestuarios del Grupo Covadonga. El magistrado Luis Ortiz considera probado que este gijonés de 41 años colocó una cámara de vídeo inalámbrica en las instalaciones grupistas que activaba de forma remota a través de su teléfono móvil. En esas imágenes se veía como varios menores se cambiaban de ropa en el vestuario. Un material que compartió con otros usuarios de la red.

Pese a las pruebas inculpatorias, el condenado manifestó su inocencia durante la vista oral, celebrada el pasado 30 de julio. Es por ello que su abogado, Sergio Herrero, solicitó su libre absolución aduciendo la concurrencia de una circunstancia eximente incompleta de anomalía psíquica y la atenuante de reparación del daño por acudir a tratamiento. No obstante, ninguno de estos argumentos han sido tenidos en cuenta por el juez, pues aunque el acusado presente una situación de parafilia, reza la sentencia, no implica que eso motive una anomalía o alteración psíquica en él. De hecho, el autor de ese informe aclaró en el juicio que el acusado "tiene un nivel de inteligencia normal y sabe perfectamente lo que está prohibido".

El fallo -incluye la destrucción de todo el material incautado- destaca "el muy elevado número de archivos de naturaleza pornográfica infantil" en posesión del ya condenado "que hacen descartar que estemos en presencia de una conducta aislada". Es más, recuerda que "ya había reconocido en procedimiento distinto -lo juzgado en Bilbao en 2016- hechos similares a los ahora enjuiciados".

Expulsado del Grupo

Expulsado del GrupoLa directiva del Grupo Covadonga, por su parte, expulsó del club al ahora condenado una vez supo de su detención. No obstante, los servicios jurídicos de la entidad optaron por no personarse como acusación popular al juicio en tanto a que la acusación particular solo podrían haberla desempeñado las familias de los niños que salían en las imágenes, una información que nadie transmitió a la directiva en ningún momento.