Me dirijo a mi siempre admirada y respetada doctora Gemma Coira, que trabaja en el centro de salud de Montevil. De Coira, todos sus pacientes conocemos su profesionalidad y enorme calidad humana, la cual posee y aplica a todo el que sufre alguna dolencia y pasa por sus manos. Siempre cerca del paciente, la mejor publicidad de esta mujer la hacemos quienes hemos sido tratados por ella. Ha recibido un muy merecido homenaje, que espero no sea el último.