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Guisandera en su salsa

Virginia Álvarez-Buylla recopila 68 recetas de cocina de la tradición familiar y de algunas de sus amigas, aderezadas con vivencias personales de la autora

Una de las recetas del libro: la sopa juliana de Margarita. ÁNGEL GONZÁLEZ

Virginia Álvarez-Buylla se reconoce como una "buena cocinera, aunque sin alharacas". Pero motivada por su increíble habilidad para contar con gracia y desparpajo su vida y la de su entorno ha pergeñado un libro de historias y recetas, recetas e historias, que es una delicia y un derroche de cariño a los suyos. Un texto donde su autora da a conocer, entre plato y plato, su enorme afición a ser anfitriona o invitada en reuniones de amigos y familia, donde descubre el perfil de su vida y la de los suyos, donde cuenta sus viajes o los de los otros, donde da apuntes de su infancia o su adolescencia, donde se confiesa como una gran aficionada al cine de sesión semanal, aficionada a la comida y a la tertulia, donde no esconde los pesares de su gente, sus cuitas y donde convierte lo que en otros serían indiscreciones en la salsa de sus guisos.

Todo eso está incluido en "Recetas, familia, amigos y otras historias", un libro fruto de la afición de esta catedrática de Inglés que ejerció en varios institutos de Gijón y ahora disfruta de la jubilación a recopilar recetas que venían de su familia, sus viajes o que les copiaba a los amigos y la familia. Con el tiempo, cuenta que se dedicó a complementar esas recetas con apuntes a modo de reseña de la procedencia y la persona que le había puesto en bandeja el menú. "La idea -dice- no era publicar nada, sino recordar a aquellas personas que habían pasado por mi vida, casi todas dejando un recuerdo imborrable en mi corazón. No quería olvidarlas ni que se olvidaran. Por supuesto, no están todas las que son ni son todas las que están".

Bajo el lema de "trabajar lo menos posible pero con el máximo resultado" -asegura que es una de sus grandes enseñanzas para sus hijos, alguno de los cuales ha superado ampliamente a la maestra- y con el convencimiento de que su papel en la cocina es el de resolver "con planificación y eficiencia" una tarea de la que se puede sacar mucho jugo sin ser una virtuosa, lo que Virginia Álvarez-Buylla recopiló en su vida y para su libro son 68 platos -entrantes, primeros, segundos de carne, segundos de pescado y postres- "sencillos y sabrosos". Todos, sin faltar ni uno, tiene reflejada la autoría: empanada de Carmen y Toya, pudding de arroz de mamá; alcachofas a lo Ina; bonito frito al estilo Covadonga, rollos de bonito de Dolores; carne gobernada al estilo Mili; hoagies de Nick made by Tito; Tía Nancy's Apple crumb cake; tarta de nueces de la abuela Virginia o la pastella de la prima Paloma son algunos ejemplos. En todos los casos las historias personales son mucho más amplias que los platos, que reflejan perfectamente eso de "mínima expresión, máximo rendimiento".

Explica en el prólogo que, cuando su primo José Ramón Pardo las vio, le gustaron mucho, "no tanto las recetas, porque ahora hay tantísimas en internet", como el hecho de recordar a las propietarias de las mismas. Al proyecto editorial se sumó una amiga artista, Pura Fresno, que le ha puesto las ilustraciones y colorido gastronómico a un libro de cocina "sui generis", como reconoce Álvarez-Buylla. Y así es cómo la autora se vio lanzada a un proyecto que ha visto la luz y que ella espera que "guste", que "se hagan las recetas" y que quien las haga "tenga un recuerdo para todos mis familiares y amigos que han hecho que este libro sea una realidad".

Y ahí va un ejemplo: pudding de galletas estilo Mari Nieves. "Mari Nieves y yo hemos sido amigas desde el colegio. Me acuerdo perfectamente el día que la conocí, era menudita, pecosa y tenía unas largas coletitas rubias..." Ingredientes: un vaso de galletas, un vaso de azúcar, un vaso y medio de leche, cuatro huevos, un vaso de coco o de almendra molida. Se deshacen las galletas, se ponen en la batidora y a continuación se añaden todos los ingredientes. Se mezcla todo bien y se pasa a un molde. Se cuece en el horno a unos 180 grados hasta que está hecho, se pincha con un palito para comprobarlo.

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