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ESTHER GÓMEZ SÁNCHEZ | Detective privado y experta en detección de mentiras

"Puedes tardar más o menos tiempo, pero todas las mentiras se acaban destapando"

"Rascarse la nariz o mirar a los ojos son leyendas urbanas, no hay una clave para detectar que alguien miente, hay que mirar todo el contexto"

Esther Gómez Sánchez, ayer, en Gijón. FERNANDO RODRÍGUEZ

Siempre ha tenido un don que le hacía sospechar de lo que le contaban cuando el resto de la gente lo creía a pie juntillas. Es por ello que Esther Gómez Sánchez (Barcelona, 1981) decidió profesionalizar esta cualidad para ponerla en práctica en su profesión como detective privado. Ahora es experta en detección de mentiras y sobre ello ilustró a sus compañeros en la sesión inaugural del Congreso nacional de detectives privados que celebra la Asociación Profesional de Detectives Privados de España (APDPE) en Gijón.

- Si usted detecta la mentira, verá poco la televisión, ¿no?

-Totalmente (risas). Va en contra de mi trabajo, que me obliga a estar al día para ver lo que ocurre y detectar incongruencias en algunas faltas o fraudes, pero es cierto que ni veo las noticias ni programas de actualidad.

- ¿Todo el mundo miente?

-Todo el mundo. No obstante, el concepto de mentira lo tenemos como algo malo, pero también lo utilizamos en momentos en los que no queremos dañar a otra persona, como son los halagos para quedar bien o las pequeñas mentirijillas. Eso está aceptado y como seres humanos no lo entendemos como la mentira.

- ¿Dónde está la línea de la mentira piadosa de la maliciosa?

- Hay diferentes tipos y grados de mentira, pero la línea está en la búsqueda de beneficio, en hacer creer a la otra persona una realidad que no es o en querer que la gente piense algo diferente de ti a lo que realmente pensarían si supieran esa verdad. Buscar un beneficio propio o para otros.

- Si la gente miente tanto, tendrá mucho trabajo, ¿no?

-La mentira está a la orden del día. Esto es una herramienta más en la detección de mentiras. También investigamos a la persona, indagamos y hacemos un trabajo muy concienzudo detrás. Cuando vemos que nos falta algún dato o queremos esclarecer algún punto es cuando recurrimos a esa declaración del propio individuo para detectar la mentira.

- ¿Hay comportamientos que puedan determinar la mentira?

-Hay mucha leyenda urbana. Mucha. Nos gusta creer que hay una clave que te dice que alguien miente y no es así. Está el mito de rascarse la nariz o de mirarte a los ojos, por ejemplo. Hay muchos y no están científicamente probados. La realidad es otra más científica. No hay un gesto solamente, hay que analizar el contexto, el por qué lo dice, el cómo... Que yo cruce los brazos, por ejemplo, puede ser solo porque tengo frío por culpa del aire acondicionado.

- ¿Cómo le llegó ese interés por detectar mentiras?

-Lo tenía como un hobby. Me pasaba que me daba cuenta de cosas que otra gente no. Era una intuición, ese sexto sentido, de que me daba que alguien no decía la verdad o había algo que no nos estaba contando. Al final te das cuenta que estabas en lo cierto. Tú dudaste y tenías razón mientras que el resto lo creía. A partir de ahí fui leyendo libros y hice estudios superiores y estos en constante formación.

- ¿Hay muchos expertos?

-En España es un concepto muy nuevo. A veces parece que somos adivinos cuando tenemos estudios científicos detrás. En EE.UU. llevan muchas décadas con esto y nos llevan ventaja. Paul Ekman es el precursor de todo esto. Y en España está Jaume Masip como referente.

- Si hay expertos en detectar mentiras, ¿los hay también en mentir?

-Hay expertos, es cierto, pero neurológicamente es muy difícil mentir. Hay personas que se creen su propia mentira y eso es imposible detectarlo, porque en su cerebro es verdad, se la cree y no te va a transmitir nada que la delate. No obstante, esa persona cada vez irá haciendo la mentira más grande porque va cogiendo confianza. Y más y acaban cayendo.

- Entonces, ¿la mentira siempre se acaba destapando?

-Sí. Lo que pasa es que puede tardar más o menos. Los buenos mentirosos lo tienen innato. Son manipuladores y persuasivos que les sale solo.

- ¿Y por teléfono?

-Es cierto que se pierde mucha información, pero hay rasgos delatadores que si los unes te pueden ayudar. También es cierto que a veces no es que esté mintiendo, está ocultando algo. Nos gusta mucho la palabra mentira, da mucho morbo, pero a veces son medias verdades.

- ¿El mejor detector de mentiras es una máquina u otra persona?

-Las maquinas son máquinas y les falta el toque humano de la empatía, que es fundamental. Intentar deducir qué pasa por su cabeza para entender. Una de las cosas más importante es saber la motivación, qué quiere conseguir. Si llegas a comprenderlo será más fácil, y eso una máquina no lo sabrá.

- ¿A veces es licito mentir?

-Puede ser. Si tu pareja te dice que cómo le queda una camisa? Si todos dijésemos la verdad en cada momento y lo que se nos pasa por la cabeza sería una locura.

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