Laboral Centro de Arte sigue siendo para el Gobierno asturiano una institución clave de su política cultural para entender, desde la perspectiva artística pero también desde las de la ciencia o la tecnología, ciertas transformaciones que están modificando nuestras formas de ver el mundo. Así se entiende por la breve y contundente defensa que hizo ayer de las instalaciones de Cabueñes el viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez: "Sigue en punta de la vanguardia y cumple con sus funciones".

El Vicenconsejero asistió a la presentación de "ArchaeaBot", una pieza de los artistas británicos Anna Dumitriu y Alex May que ensancha el debate sobre el cambio climático a partir de la configuración de un artefacto, nunca mejor dicho, que se presenta como una réplica de microorganismos arcaicos -evolucionados en su batalla por la supervivencia- y los códigos de la inteligencia artificial. "Habla del futuro desde lo primitivo", resumió Domínguez, para quien esta obra de "belleza innegable" ofrece otra pertinente lectura: "la alianza del alma del carbono y la del silicio".

El espectador puede fantasear, cuando entra en la penumbra de la sala en la que se expone "ArchaeaBot", que está ante una rara cetárea y un crustáceo aún más extraño. Pero no, lo que han hecho Anna Dumitriu y Alex May, que han disfrutado de una residencia en Laboral gracias a la European Media Art Plataform, es una instalación robótica que indaga, desde un costado sin duda sombrío, en formas de existencia poshumanas tras la catástrofe climática que algunos estudiosos dan por segura si no se ataja la locura contaminante y consumista. A la pieza podría añadirse un letrero: "Si no cambiamos el rumbo, acabaremos en algo parecido a esto".

"Hemos combinado una forma antigua de vida con la tecnología moderna", explicó Anna Dumitriu, artista que preside la sección de ciencia y arte de la British Science Association y suele trabajar en disciplinas que funden escultura, artesanía y biología. "El concepto principal de esta obra propone un hilo a través del tiempo para relacionar las arqueas con un futuro imaginado", añadió.

Es una pieza que se inspira en el proyecto "Mara EU FET" y en los tanteos, desde el arte y la tecnología, para crear nuevas formas capaces de sobrevivir en situaciones extremas. Están ahí los ecos de la investigación de Amanda Wilson, en el londinense Imperial College, sobre la "Sulfolobus acidocaldarius", o sea, arqueas capaces de sobrevivir en ambientes ácidos y con temperaturas muy elevadas. El robot subacuático de "ArchaeaBot" permanece en aguas -traídas del parque estadounidense de Yellowstone- que están a setenta grados Celsius. Fomas de vida de gran antigüedad y resistencia más inteligencia artificial. ¿Una configuración para la supervivencia tras el apocalipsis climático?

"Nuestro robot lleva sensores, termómetros, acelerómetros... Información para desarrollar una red neuronal y, lo cierto, es que cada vez se hace más inteligente", indicó Alex May. Sus creadores, que han colaborado con Daniel Polani, catedrático de Inteligencia Artificial en la Universidad de Hertfordshire, lo han presentado en Ars Electrónica. Buena parte de esta instalación robótica, una "work in progress", según indicó Karin Ohlenschläger, directora de actividades de Laboral, se hizo en el FabLab de Cabueñes. "Hay en la pieza una intersección de biología, robótica, inteligencia artificial e instalación", subrayó la directora.

Ohlenschläger hizo hincapié en la línea que viene siguiendo Laboral en los últimos meses, con una creciente preocupación por los asuntos relacionados con el medio ambiente. "Lo que presentamos hoy (por ayer) tiene detrás años de trabajo teórico", señaló. Y más: "Puede contribuir a dar visibilidad a ese debate desde un espacio dedicado al arte". Para la directora es importante que la creación artística sea capaz de anticipar el futuro mediante la indagación en zonas fronterizas del conocimiento". La presentación de "Archaeabat" se complementó con un debate al que estaba invitado, entre otros, Javier Cristobo, doctor en Biología y director del Oceanográfico de Gijón.