Hace siete años que en Mar de Niebla se propusieron crecer y además hacerlo en todos los sentidos. En 2011, cuando la crisis apretaba más a quienes menos tenían, cuando ayudar era más difícil y cuando las asociaciones no podían echar una mano a todos los que lo necesitaban, Mar de Niebla -que este año recibió la medalla de Plata de Gijón- comenzó un camino duro que les ha llevado a sumar más de 2.000 participantes. Ahora que se ha tirado el último tabique y pintado la última de las paredes de sus nuevos locales, toca trabajar más que nunca. Ayer en un día de fiesta, las nuevas instalaciones de la asociación, en el antiguo economato de Ensidesa de la calle Magallanes, en pleno barrio de La Calzada, se quedaban pequeñas.

Nadie quiso perderse la apertura de los más de 1.600 metros cuadrados que ocupan estos bajos dedicados a albergar un centro comunitario abierto al barrio. Allí se dieron cita la actual alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón y también la anterior regidora, Paz Fernández Felgueroso, pero también cientos de vecinos que son tanto o más culpables que los políticos de que Mar de Niebla haya crecido de esta manera.

Cada día y también cada noche, decenas de personas pasaban horas y horas pintando, arreglando grifos o moviendo muebles para que ayer todo estuviera en su sitio. "No podemos perder el norte, debemos seguir creando comunidad, no podemos perder de vista nuestros verdaderos objetivos", dijo Hector Colunga, director de Mar de Niebla. La asociación nació como un apoyo para quienes lo necesitaban, "no podemos esconder la cabeza, si el barrio necesita un proyecto de salud mental, tenemos que llevarlo a cabo. Si necesita uno de ayuda al empleo, tenemos que ponerlo en marcha", explicó Colunga.

El punto donde trabaja Mar de Niebla es quizás uno en donde la crisis más se ha cebado, pero el futuro está ahí al lado y hay que pensar en el mañana. "Tenemos que pensar en el tema medioambiental, la zona oeste de Gijón está maltratada, es evidente y la infancia necesita de su promoción, al igual que los más jóvenes", destacó el director de Mar de Niebla.

Entre todos los enseres que quedan en el local tras estos siete años de trabajo destaca una hormigonera. En ella no solo se ha mezclado todo lo necesario para levantar los cimientos de estos nuevos locales, la maquina es el vestigio de lo que una comunidad puede lograr y se une y arrima el hombro, "existiendo la desigualdad, tenemos que procurar que exista en la menor medida posible, la utopía que aquí soñamos hace tanto fue el principio, el futuro ha de ser mejor", dijo Colunga.

Valga como ejemplo la historia de un vecino de La Calzada que en una situación de desempleo y con unas cargas familiares enormes no dejó un solo día de acudir a la asociación. Día tras día, durante año y medio, el vecino buscaba empleo y se instruía en nuevas facetas. Finalmente, y gracias a esa perseverancia, encontró un trabajo indefinido y ahora se vez en cuando acompaña a gente que llega a Mar de Niebla en la situación en la que él se encontró un día.

Por los más de 1.600 metros cuadrados que ocupan los nuevos locales, pasarán 2.300 personas anualmente. Cada una de ellas trae su historia, su bagaje y sus necesidades, todos participan y todos se acompañan para lograr el fin que buscan. Algunas veces en forma de trabajo, otras solamente en el de la compañía, pero todos juntos, en comunidad, haciendo barrio, creando oportunidades.