"Fui a orinar, no estaba vendiendo droga". Con estas palabras negó ayer cualquier responsabilidad el marroquí de 36 años, procesado por un delito contra la salud pública y que fue sorprendido "in fraganti" en julio de 2017 por la policía en plena venta de sustancias estupefacientes -cocaína y ketamina- en el recinto de la "Semana negra". El acusado, que hoy volverá a sentarse en el banquillo por propinar supuestamente dos palizas a un mismo hombre en días consecutivos, afronta por este delito cuatro años de cárcel.

El procesado, que responde a las iniciales O. E. M., apuntó ayer durante el juicio que es adicto a las drogas y que está a tratamiento por ello. Sobre la comisión del delito que le atribuye la Fiscalía, negó que fuese cierto y que si estaba en el recinto de la "Semana negra" fue porque había ido a cobrar un encargo que le habían hecho a su empresa de pladur. Luego, se fue a miccionar tras las casetas de comida y allí se encontró con un conocido de la noche gijonesa que le ofreció cocaína. Una oferta que declinó, según su testimonio. Esta versión fue confirmada por el otro implicado en los hechos, que reconoció que "iba a meterme una raya y me lo encontré allí".

En cambio, los agentes que intervinieron aseguraron que les vieron salir de uno de los puestos de comida y dirigirse juntos a la parte de atrás, apartados de cualquier zona de paso. Allí vieron como el acusado le daba una bolsa a su acompañante y cómo éste le daba dinero a cambio. Al intervenir y cachearles encontraron la droga y dinero en billetes pequeños. El juicio quedó visto para sentencia.