Fue consejera de Educación y Cultura en la primera legislatura de Javier Fernández, pero Ana González Rodríguez (Oviedo, 1963) asegura que ser Alcaldesa de Gijón sería "la mayor responsabilidad" de su vida. Tiene claro que la política municipal se vive con "mayor intensidad" que la regional, porque apenas hay barreras entre lo personal y lo profesional. La candidata sanchista a las primarias de la mayor agrupación socialista de Asturias es feminista, tiene personalidad y en las distancias cortas la seriedad cambia por la diversión. Hay cuatro cosas que le gustan especialmente: escuchar a la gente, leer, pasear y reírse. Es filóloga, pero confiesa que le hubiera encantado "ser artista, tener la capacidad de quien escribe o de quien pinta". Le emociona contemplar la imagen de la "lloca del Rinconín", porque, dice, representa a la perfección el espíritu gijonés.

-¿Cómo es el Gijón que le gustaría ver dentro de cuatro años?

-El Gijón que tiene que ser: un Gijón dinámico, abierto, realmente preocupado por las personas, habitable... Y cuando digo habitable me refiero a que reúna unas condiciones dignas que nos permita vivir en la ciudad a personas muy distintas. Hay que volver a recuperar esa centralidad en los barrios; cada barrio es Gijón con su propia personalidad. Y otra característica más: Gijón antes era alegre, limpia, ordenada... Y hoy no es nada de eso. De hecho, hay un símbolo: la playa llena de mierda. ¿Cómo puede ser que el símbolo de Gijón haya sido humillado? El Gijón que conocí nunca hubiera permitido que hubiera mierda en la playa. Mierda, hablamos de mierda real, no en sentido figurado. ¿Cómo puede ser eso posible? Por dejadez. Una ciudad dinámica no puede tener un gobierno que no lo sea, una ciudad que quiere inventarse todos los días para ser mejor no puede tener gente que es incapaz de mover papeles.

-Para que el PSOE gobierne en Gijón probablemente tendrá que pactar con Xixón Sí Puede e IU. En este mandato fue imposible...

-Yo creo que los partidos tenemos que asumir la responsabilidad de lo que hacemos. El gobierno de Foro, responsable de esta parálisis, existe porque Xixón Sí Puede lo apoyó. De manera que es corresponsable de esta situación. Tendremos que negociar, sin duda alguna. Deberá ser una negociación franca, pensando en la ciudad. Estoy convencida de que Xixón Sí Puede no puede pensar que el mejor partido para Gijón sea el de Álvarez Cascos. Lo que tengo claro es que vamos a negociar con la izquierda y lo hemos demostrado. Estuvimos 32 años gobernando esta ciudad; unas veces solo el Partido Socialista y otras en colaboración con IU. Que no vuelva a gobernar Foro o la derecha tiene que ser un objetivo de toda la izquierda, porque sino nos vamos a despeñar.

-Su elección como candidata "oficial" no sólo molestó a los críticos sino a algunos miembros de la ejecutiva local. ¿Cómo lo vivió usted?

-No entiendo muy bien este calificativo de oficial. Conmigo hablan personas que no pertenecen a las ejecutivas, ni a la regional ni a la local. Es verdad que yo apoyé a Barbón y Ardura y es muy fácil decir entonces que soy su candidata. Primero, entre los grupos que habíamos apoyado a Sánchez, a Barbón y a Ardura había varias candidaturas. Quiero recordar que a uno de los aspirantes (Constantino Vaquero) quien lo propone es la vicesecretaria y, curiosamente, Ramón Tuero es el candidato del grupo municipal. Con lo cual me llama mucho la atención que haya personas que sean propuestas por gente importante y con cargo institucional u orgánico, y la oficial sea yo. Pero no me importa.

-¿Qué opinión tiene de Tuero y de Vaquero?

-Creo que es bueno que seamos tres personas. Y hay una cosa que no podemos olvidar tras en este proceso: Mon y Tino son mis compañeros y quien al final sea elegido será mi candidato. Por lo tanto, no sólo tendrán todo mi respeto, sino también mi apoyo tanto dentro como fuera del partido porque será quien quiero que gane las elecciones. No se pueden confundir estos procesos y empezar a actuar como si fuésemos de otro partido descalificándonos. No se puede intoxicar a un compañero porque cuando lo haces, intoxicas al partido.

-¿Estaría dispuesta a integrar a Constantino Vaquero en su candidatura?

-En la mía ya hemos aglutinado a tres candidaturas (José Antonio Garmón, Ana Puerto y Alberto Ferrao). Hubo un proceso al que también podía haberse apuntado Tino. El consenso es bueno, lo que pasa es que ya les hemos dicho a la gente que vamos a conseguir avales para luego llegar a unas votaciones. Entonces si pensabas no llegar hasta el final, ¿no tendríamos que haber llegado a un consenso antes? ¿Le vas a decir a la gente que te ha avalado a quién tienen que votar? ¿Y qué significa integrar: ponerle de número dos en la lista? No, no, yo no voy a hacer la lista así. No tengo ningún puesto reservado a nadie. Faltaría más. En el caso de que sea candidata, tendremos que abrir un proceso de discusión, de negociación, para configurar la mejor lista posible.

-Una de las críticas que se le hace es su escasa vinculación con Gijón.

-Niego la mayor. Fíjese yo ya fui elegida en esta ciudad. En el 2011 me presenté a unas elecciones en una candidatura y en ese momento sí que mi vinculación era escasa: llevaba viviendo tres años en Madrid. En Gijón me empadroné, viví, trabajé y sigo manteniendo mi actividad social, colaboro con una tertulia literaria. Trabajé mucho con las asociaciones de mujeres y en el sistema educativo. Ah, y se dice que no vivo en Gijón. Lo siento, pero yo vivo en Gijón. No se le puede acusar a nadie por tener una casa desde hace 21 años en otro municipio (Siero). Y si es cierto que no tengo esa vinculación con Gijón, entonces mis compañeros no me elegirán. Así de claro lo digo. Si realmente soy una paracaidista en el PSOE de Gijón, no me votarán. De momento, tengo bastantes avales. Y sí, es verdad que ahora trabajo en Oviedo. Pero de tres candidatos, dos trabajamos en Oviedo: también el director general de Deporte. Y eso no nos desvincula de Gijón. Al final me parece muy triste jugar con sentimientos que ensalzan una especie de enfrentamiento. Es muy curioso que pueda elegir y no ser elegida. No he oído nunca a los que dicen que tengo poco arraigo decir que mi voto era malo.