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Félix Mazón Cortina | Doctor ingeniero industrial, exconsejero delegado de Duro Felguera

"Aún hoy sueño con el examen de ingreso a Ingeniería, que era terrible"

"Duro Felguera es una sociedad muy difícil y compleja y si quien la dirige no tiene experiencia ni conocimientos técnicos básicos se va al fracaso"

Félix Mazón Cortina, en la biblioteca de su casa, en Castiello. MARCOS LEÓN

Entré en el despacho de su casa y lo primero que vi fue una colección de piezas de artillería, le pregunté la razón y me dijo:

-Los primeros cañones de hierro que se hicieron en España, en la época de Carlos III, los hizo un antepasado mío que vino de Bélgica contratado para montar una fábrica, se llamaba Maçón. Hace poco viajé a Bruselas y estuve visitando las instalaciones de la fábrica matriz, que actualmente se han convertido en un museo, con todos los productos que fabricaban, cañones, proyectiles... Yo soy oficial de Artillería e hice la mili en Rota.

- ¿Es usted asturiano?

-Sí, de pura cepa. Nací en Pola de Lena, en 1928. Estoy casado y tengo tres hijos, dos chicas, una es abogado y la otra economista; el chico es ingeniero industrial y vive en Londres. Tengo seis nietos.

- ¿Fue buen estudiante?

-El Bachiller lo cursé muy bien, y al hacer el examen de estado me dieron Premio Extraordinario. Luego se me ocurrió estudiar Ingeniería Industrial en Madrid. Aprobé el ingreso a la primera, tuve suerte porque era exámenes terribles. Se presentaban 800 o 900 y pasaban 50. Aún ahora hay noches que sueño con aquel examen. Tuve suerte y tenía capacidad de trabajo, pero en una mañana te jugabas tu porvenir. Cuando acabé la carrera, me di cuenta de que tenía conocimientos de matemáticas y electricidad, pero que no sabía ni una palabra de ingeniería. Entonces me metí en la Renfe, porque los ingenieros que entraban tenían que hacer dos años de prácticas de taller. Y allí es donde yo aprendí. Y al acabar, al mes encontré trabajo.

- ¿En dónde?

-En una empresa que ya no existe, Mundus. Fabricaban puentes, estructuras metálicas, andamiajes grandes y tubos. Cuando entré producían 200 toneladas de tubo al mes y pasados cuatro o cinco meses estaban en cien mil y pico. Al año iba muy bien. Había pocos ingenieros con experiencia de taller, todas las fábricas estaban en manos de gente de poco nivel, como maestros de taller, y cuando llegaba una persona como yo, con conocimientos teóricos y que también se ponía el mono, pues era fácil. En esa fábrica estuve cuatro años y la dejé en marcha.

- ¿Cuándo dio el salto a Asturias?

-Un día estando en la Escuela de Ingenieros Industriales hablando con el director, pasó por allí un señor, Dimas Menéndez, que estaba al frente de Duro Felguera, y el director le dijo: "Aquí tienes a un ingeniero de tubos". El señor respondió: "¿Le interesa? Vente a La Felguera." Lo pensé, porque era una época en que en La Felguera sacabas una mano y no la veías de tanto humo como había en el ambiente, y mi mujer era de Madrid y no estaba acostumbrada a tanta polución, así que dije que lo pensaría. Dimas Menéndez nos ofreció hasta un chalé para que nos trasladáramos y un día le dije a mi mujer que me gustaba mucho Asturias y me vine. Con suerte, porque al poco tiempo solucionaron los problemas de contaminación. Entré en la fábrica de tubos de Duro Felguera, se llamaba Compañía Asturiana de Tubos, y para mí fue fácil, marchaba como la seda. Pero llegó el tema de Duro Felguera, que por entonces ya había dejado las minas y era como un conglomerado de veinte cosas, y hacía falta un director. Fui director general y luego pasé a consejero delegado. Estuve veinte años en Duro Felguera.

- Pero ahora cómo está de mal...

-Lo que pasa es que es una sociedad muy difícil y compleja, y centrada en un mercado que tiene que salir al exterior forzosamente porque España se te queda pequeña, y si no tienes una base tecnológica avanzada como tienen los alemanes o los ingleses, te toca bailar con la más fea. Y entonces te caen los asuntos más difíciles y en las condiciones peores que son los que los alemanes o los americanos no quieren. Realmente el manejo de la sociedad es muy complicado y si no tienes mucha experiencia y unos conocimientos técnicos muy amplios... vas al fracaso.

- Usted la llevó al éxito...

-Sí, pero me costó tiempo. Cuando yo entré se perdía dinero, hasta que empezamos a ganar pasaron dos años, y dinero de verdad, como Dios manda, pasaron diez años. Dábamos dividendos del 20 por ciento. Ahora se cometieron una serie de errores. Pusieron al frente a alguien que estaba limpio, no sabía nada del sector, y el lío en que se metió era muy difícil, para él y para cualquiera. Sin una base técnica buena y con carencia de experiencia comercial, vas derecho al fracaso.

- ¿Usted cree que desaparecerá Duro Felguera?

-No creo, por una razón. El tipo de empresas como Duro Felguera son necesarias porque hay unos señores que fabrican maquinaria y otros señores que conjuntan esa maquinaria y hacen una instalación y esa instalación hay que montarla en otro país; eso es la ingeniería. Campo hay, lo que pasa es que es un campo duro.

- ¿Se siente satisfecho de su gestión?

-Tuve suerte, a mí nadie me dio nada, mi padre era un empleado de la Renfe y yo empecé de cero.

- ¿Dónde vive?

-En Madrid y en Castiello, que me encanta. Pero mi mujer es de Madrid y tiene toda la familia allí, así que voy y vengo. Pero soy asturiano y ejerzo. Soy un cliente asiduo de Renfe.

- ¿Volvería atrás?

-En determinados aspectos, sí, pero si me pregunta que si volvería a Duro Felguera, no; yo estuve aquí con escolta durante meses.

- ¿Juega al golf?

-Sí, jugué mucho, pero muy mal, se me daba mal porque empecé a jugar a los cuarenta y tantos, y al golf hay que empezar de muy joven.

- ¿Militó en política?

-No.

- ¿Qué le parece el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez?

-Un cuentista. Tiene una afición enorme a sentarse en la silla presidencial, pero llevar un país es muy complicado.

- ¿Qué aficiones tiene?

-Muchas, sobre todo las que tengan que ver con la Ciencia. Me interesan también las nuevas tecnologías. Y la pintura.

- ¿Tiene enemigos?

-Sí, tenga en cuenta que para muchos yo represento al empresario, el que explota a los trabajadores. Pero tengo amigos en la izquierda incondicionales, por ejemplo soy muy amigo de Pedro de Silva. Y me he llevado muy bien con los sindicatos, sobre todo con UGT.

- ¿Le asusta la muerte?

-No, lo que temo es al procedimiento. Pero lo que pueda pasar después, no lo sé, si del otro lado no hay nada, no hay problema, y si lo hay... Dios dirá.

- ¿Cómo anda de sentido del humor?

-Muy bien, siempre he tenido bastante.

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