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La vacuna del papiloma, lastrada por las dudas, se estanca en el 70% de cobertura

El debate por la muerte de una niña gijonesa y otras reticencias dejan el área, a los diez años de su implantación, en niveles bajos de inmunización

Una adolescente recibe una dosis de la vacuna.

Diez años hizo el mes pasado que la Consejería de Sanidad del Principado de Asturias empezó a vacunar a adolescentes de la región para intentar frenar los casos de cáncer de cuello de útero. La primera experiencia derivó, a continuación, en la inclusión en el calendario oficial infanto-juvenil de esta vacuna concebida específicamente para luchar contra el virus del papiloma humano (VPH). La medida se implantó igualmente en toda España.

Desde entonces esta cobertura se ofrece en dos dosis a todas las niñas de 13 años de la región. El primer año en el área V (Gijón, Carreño y Villaviciosa) la adhesión a la vacuna fue de casi el 87% de las adolescentes citadas, que fueron casi un millar. En la actualidad ese seguimiento, según el técnico de salud del área, Federico Fernández Noval, ha caído hasta rondar el 70%, algo más bajo en el municipio de Gijón de lo que se logra en el resto de Asturias. Los datos del registro nacional que publica el Ministerio de Sanidad y Consumo recogen que en el 2017 la cobertura en la región fue del 77,4%.

En ambos casos, el de Gijón y el de Asturias, son cifras que están lejos de lo que logran en otras comunidades según esos mismos registros del Ministerio: 96,5% en Cantabria, 95,3% en Galicia, 89,8% en Madrid o 88,1% en Cataluña. En realidad la media nacional de cobertura tras la primera dosis es del 88%, excluyendo del cómputo a Andalucía que supera el mal dato a Asturias con un 67% de vacunación.

Significativo es, también, que esta vacuna del papiloma humano se queda en cifras tímidas en una región que, por lo demás, tiene altos niveles de adhesión en otras campañas de inmunización infantil, la mayoría de las cuales no baja del 90%.

Parece claro que en Asturias, y en el área de Gijón, la vacuna no acaba de sacudirse ni las dudas y reticencias que siempre arrastró entre algunos colectivos, ni el temor a los efectos secundarios que se elevó sustancialmente tras el fallecimiento de una adolescente Gijonesa. Una menor con serios problemas de asma y alergias que sufrió una severísima crisis tras serle administrada la vacuna.

Los tribunales condenaron al Principado a indemnizar a los padres de la menor fallecida, en una sentencia que no cuestiona la idoneidad de la campaña vacunal, ni advierte sobre más riesgos de los que ya apuntan de base los técnicos sanitarios. Lo que cuestiona el fallo de los jueces es el seguimiento sanitario que se hizo a la paciente y el hecho de que no se extremara el cuidado con una niña que a los cinco días de poner la primera dosis sufrió un cuadro asmático que la llevó al hospital y, pese a ello, se le puso una segunda dosis semanas después porque no constaba en su historia clínica que había tenido problemas previos. Fue tras la segunda dosis cuando sufrió la crisis mortal. Su fallecimiento ocurrió en 2012.

Con la vacuna del papiloma humano lo que se busca es atajar la infección por este virus (VPH), que es la enfermedad de transmisión sexual más frecuente en el mundo: más del 70% de mujeres se infectarán en algún momento de sus vidas, según explican las autoridades sanitarias regionales. La mayoría de esas mujeres infectadas curarán de forma espontánea pero en un pequeño número de implicadas la infección se convertirá en crónica y es en ese caso cuando, dependiendo de los tipos de virus, puede ocasionar tras muchos años de persistencia la aparición de un cáncer de cuello uterino.

Federico Fernández Noval es de los que lamenta que esta vacuna, cuya administración es voluntaria como el resto que se ofrece a la población, no tenga mayor calado. "Siempre ha coleado una mala imagen que no se corresponde con los buenos resultados que se obtienen con ella. Es una pena que no lleguemos a más adolescentes porque ya se manejan datos del beneficio que ha supuesto la inmunización general en las lesiones preneoplásicas (precancerosas). Para saber más sobre el cáncer de cuello de útero aún es pronto, pero las verrugas genitales están desapareciendo en muchas mujeres vacunadas. Incluso a nivel mundial la corriente que fluye es la de valorar la vacunación en hombres, que sería algo lógico", explica. En Asturias ya se incluyó el pasado año la oferta de vacunación a hombres con conductas sexuales de riesgo. Para Fernández Noval, pese al fallecimiento mortal que ha quedado en ligado a la vacuna, "las reacciones adversas que provoca son similares a cualquier otra inmunización. Es una vacuna absolutamente validada", sostiene.

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