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SONIA RUBIO | Psicóloga especialista en trastornos alimentarios

"Existe una fobia a la grasa injustificada, hay muchas que son recomendables"

"La edad de quienes nos piden ayuda ha subido en los últimos tiempos, cada vez hay más gente de 30 años"

Sonia Rubio, ayer en Gijón. MARCOS LEÓN

Sonia Rubio es la psicóloga de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia "Acbaner" desde hace 20 años, donde trabaja con personas con trastornos alimentarios. Ayer pronunció en las jornadas de puertas abiertas del Hotel de Asociaciones Sociosanitarias la conferencia "Creencias erróneas acerca de la alimentación y sus trastornos" y advirtió de las creencias falsas con respecto a la forma en que comemos.

- ¿Cuáles son las creencias erróneas más frecuentes con respecto a la alimentación y los trastornos relacionados con ella?

-El más importante es que muchas personas piensan que el único problema de alimentación es la anorexia restrictiva, y que para que haya un trastorno la persona tiene que tener un bajo peso. Y no es así; también hay trastornos por atracón, comer compulsivo, bulimia... La anorexia es el que más visibilidad social tiene, y eso tiene consecuencias, porque muchas veces la familia, e incluso el medio sanitario, no identifican otros trastornos. Incluso hay personas a las que les cuesta pedir ayuda ante un posible trastorno porque no están delgadas. Otra creencia errónea sobre los trastornos es el hecho de asociarlos a que las personas que los tienen son superficiales, que se ciñen a querer cumplir unos cánones de belleza, y normalmente por detrás hay mucha problemática de falta de inseguridad. Sobre alimentación existen también muchos mitos, como el miedo a la grasa, una "grasofobia" injustificada porque hay muchas grasas que son necesarias e incluso recomendables, como el aceite de oliva virgen, el aguacate o los frutos secos. Hay muchos estudios de correlación que dejan claro el consumo de grasas adecuadas, como sucede con el huevo o los lácteos, no tiene nada de negativo.

- ¿Estamos obsesionados con el físico?

-Yo creo que sí. Vivimos en una sociedad de consumo en la que interesa que estemos obsesionados con ello. Nos venden la imagen ideal de personas que ni siquiera existen porque todas las campañas de publicidad tienen photoshop. Se nos crea una inseguridad por parte de la publicidad en un mercado muy grande de productos light, que por cierto para nada se recomiendan, y en muchos estudios se ha demostrado que no sólo no sirven para bajar el peso, sino que incluso sube porque la gente acaba comiendo más.

- ¿En qué estadio del problema acude la gente en busca de solución?

-En nuestra asociación generalmente acuden cuando el trastorno está bastante evolucionado. A veces viene la familia, porque dentro de estos trastornos una característica importante es la negación, y en los estadios iniciales la persona ni siquiera es consciente de que tiene un problema, porque socialmente está aceptado que la gente esté a dieta. Luego la persona se da cuenta pero no quiere reconocerlo porque tiene miedo, y hay una negación de cara al entorno. Cuando la gente pide ayuda es que ya han tocado fondo, con consecuencias importantes a nivel de salud física y sobre todo psicológica.

- ¿Se pueden superar estos problemas sin secuelas?

-Sí. En un 70 por ciento de los casos hay una curación completa. Muchas personas piensan que quienes tienen un trastorno de alimentación nunca se curarán de forma completa, y no es así; la mayoría lo hacen. Luego hay un pequeño porcentaje que se cura con alguna secuela y otro porcentaje que se cronifica, aunque es bastante pequeño. Y desgraciadamente también tenemos casos de mortalidad.

- ¿Cuál es el perfil de la gente que pide ayuda?

-Son sobre todo mujeres. En mi opinión, por todos los años que llevo trabajando en este asunto, creo que a los hombres les cuesta más pedir ayuda; los que lo hacen, que son pocos, lo hacen un poco avergonzados porque tienen a identificar estas enfermedades como femeninas. En los últimos años estamos viendo que está subiendo la edad: al principio veíamos más porcentaje de chicas más jóvenes, el perfil típico de adolescentes o como mucho de 20 años. Ahora cada vez nos encontramos con más mujeres con problemas arrastrados desde la adolescencia que han ido viviendo con ello, con épocas mejores y peores, y cuando acuden a nosotros es pasados los 30 años.

- ¿Cuál es el consejo a las familias?

-Lo primero es intentar acercarse a los hijos cuando observamos algún comportamiento obsesivo con el peso o el aspecto físico, cambios en los hábitos alimentarios o sospechas de que puede haber conductas purgativas. Tenemos que intentar hablar del tema, sin sacarlo de forma directa para que no haya una negación, pero hay que ofrecerles ayuda. No podemos olvidar que estos trastornos se inician a veces con un problema afectivo, una ruptura... Y también nos encontramos con bastantes casos de acoso escolar, en los que los chicos creen que tener un peso más bajo les va a ayudar a ser mejor aceptados. El primer paso es ir al centro de salud, donde el médico puede derivar a salud mental para acceder a recursos especializados.

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