El próximo 2 de mayo se cumplirán quinientos años de la muerte de Leonardo da Vinci, uno de esos genios cuya figura sigue ensanchándose y matizándose con el paso de los siglos. Pensó, intuyó y ejecutó tantas cosas (de la pintura a la arquitectura; de la filosofía a la ingeniería; de la botánica al urbanismo; de la escritura y la música a la escultura), que no es exagerado describir su vida como la de un gigante del ingenio humano. Y de tan extraordinaria inteligencia y sensibilidad que aún nos sigue asombrando que tantas extremas cualidades hayan coincidido en una sola persona.

"Date cuenta que todo está conectado. Aprende a ver", afirmó Leonardo en una de esas reflexiones que hablan de su consciente capacidad de apertura al mundo. Y de su propensión al establecimiento de relaciones entre unas cosas y otras. Su asombrosa falta de prejuicios, que apunta a un poderoso talento para asimilar y a la vez saltarse todo el pensamiento de su época, está sin duda en su obra artística. Pero también en los muchos inventos que salieron de su manos y en las numerosas invenciones que copan sus cuadernos. Y eso que tan sólo ha llegado a nosotros una cuarta parte de sus papeles. Del resto, desgraciadamente, sabemos poco o nada.

No es extraño, pues, que la Fundación Cajastur haya optado por la exposición "Leonardo da Vinci, el inventor", para la nueva etapa del Palacio de Revillagigedo. La reactivación del Centro Cajastur Liberbank viene siendo, desde hace meses, una demanda creciente entre fuerzas sociales y políticas. Situado en la gijonesa plaza del Marqués, es un notable edificio del siglo XVIII.

"El Revillagigedo vuelve a tener vida y queremos abrirlo a toda la sociedad", aseguró ayer Carlos Siñeriz de Paz, director de la Fundación Cajastur. Explicó que la entidad ha optado por una "nueva vía" para dar contenido cultural a un inmueble que acaba de ser objeto de una obra, en la cúpula del palacio, que ha precisado de una inversión superior a los cien mil euros. Esa vía tiene que ver con la forja de colaboraciones y acuerdos con entidades privadas. Para empezar, la exposición sobre Leonardo se inaugurará oficialmente al público mañana, viernes. Y estará en Gijón hasta el próximo 13 de enero. Una muestra con entradas de pago, a diferentes precios.

"El planteamiento es que iniciativas como la de esta exposición tengan continuidad, dándole también una índole educativa", hizo resaltar Siñeriz de Paz. Hay un manifiesto deseo de que los alumnos de los centros asturianos de enseñanza pasen por el Palacio de Revillagigedo. Gijón se adelanta así a los actos que, sin duda, se preparan para recordar la efeméride de los quinientos años del fallecimiento de Leonardo.

Los contenidos de la muestra, que reúne las maquetas a gran tamaño de veintiuno de los inventos e ingenios "leonardianos", ocupan mil metros del palacio, según explicó Alberto Peña, comisario de la exposición y profesor de Física y Tecnología. Estuvo acompañado de Francisco Molina, director de "Cultura Entretenimiento", la empresa que ha impulsado esta propuesta sobre el gran polímata florentino del Renacimiento.

"Hablar de Leonardo supone casi una pedantería", afirmó Peña, para quien el genio fue algo así como un "emprendedor" que "debía pasarse el día reflexionando". La muestra, que tiene su origen en 1986 y que ha viajado por Madrid, Lisboa o algunas ciudades de Latinoamérica, se complementa con una oferta interactiva para que los visitantes puedan comprobar realmente el funcionamiento de estos inventos. Atiende, también, a los "Códices de Madrid", autógrafos de Leonardo que se descubrieron en 1964 en la Biblioteca Nacional de España. Barco de palas, una campana para buzos, el odiómetro, un automóvil y una bicicleta, una grúa-torre, una hélice... El sorprendente mundo de Leonardo. Un anticipador.