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MARÍA CRUZ COLLADO GONZÁLEZ | Exdirectora de la escuela infantil El Bibio

"El niño es un bien escaso y todos quieren tener el más listo, el más guapo, el mejor"

"A los ancianos en las residencias les pasa como a los pequeños en una guardería: hay que procurarles distracción porque les falta la ilusión"

Mari Cruz Collado, con algunas de sus acuarelas, en el paseo de Begoña. ÁNGEL GONZÁLEZ

Tiene una personalidad arrolladora, alegre, sincera, noble y generosa. Todo a su alrededor lo tiñe de entusiasmo. Aunque la vida no fue fácil para ella, ha sabido sacar de las contrariedades esa alegría que contagia.

- Defínase, por favor.

-Nací en Ribadesella (1949), pero hace muchos años que vivo en Gijón. Estoy viuda y tengo cuatro hijos, tres varones y una chica. Me considero peleona y tenaz. Creo que soy una abanderada de la mujer trabajadora.

- ¿Cómo fue su formación?

-Tras cursar el Bachiller hice Puericultura en la Gota de Leche. Entré en el centro de El Bibio -una guardería diocesana, antes conocida como la guardería laboral Corazón de María- cuando tenía dos hijos, a los 22 años, y siempre fui la directora. Luego, con tres hijos, me matriculé en Trabajo Social y esa es la titulación que tengo. Además hice cursos de Sociología. Comencé muy joven y trabajé en El Bibio 42 años. Había una junta rectora, no existía el consejo escolar ni nada. Yo era la representante de los padres. Cuando empecé en el centro se admitían niños de dos a seis años, y más tarde se amplió la atención a bebés. Era una época que las mujeres no trabajaban y los padres no sabían cambiar el pañal a un bebé, ni los oías hablar de cómo habían dormido. Cuando poco a poco se fueron incorporando las mujeres a la vida laboral fue cuando se admitieron a los menores de dos años. Yo vi pasar todos los cambios sociales. Fuimos a Bolonia con el Ayuntamiento, para ver cómo funcionaban allí las guarderías, y vimos que había centros con diez niños: nosotros teníamos cuarenta. Y sólo disponía la ciudad de una piscina, la de La Laboral.

- ¿Cómo se creó la guardería?

-El dinero procedía de una monja de La Asunción que lo donó para un centro social de la parroquia del Corazón de María. La fundó el padre Carbajo. Primero estaba en la calle Suarez Valdés, en un chalet, pero edificaron alrededor y nos tuvimos que ir. Bajamos a donde aún sigue ahora el centro: unas calles por detrás de La Asunción. Primero era de ochenta metros y ahora tienen setecientos. Fui muy feliz en mi trabajo, pero mi puesto era muy deseado y me marché con alguna desilusión hacia la Iglesia. Pero a la Escuela le tengo mucho cariño. Fuimos pioneros en enfocar la atención a los niños de una forma integral y educativa, con proyectos artísticos que nos hicieron despuntar.

- ¿Ahora ya es abuela?

-Sí, es mi mayor satisfacción. Y la pintura. Empecé con Juan Mieres y ya puedo volar sola. Hice una exposición en Llanes este verano y tuvo mucho éxito. Mi estilo es la acuarela, pero de brocha gorda, no soy detallista. Ahora estoy volcada en la pintura y en mi familia. Mis nietos me arrebatan; tengo seis y espero el séptimo. Estoy disfrutando de los nietos lo que no pude disfrutar de mis hijos. La casa llena de críos es una maravilla. He vuelto a nacer.

- ¿Tiene alguna asignatura pendiente?

-Sí, las residencias de ancianos.

- ¿Quisiera intervenir en ellas?

-Sí, mi madre está en una. Primero fue a una de Llanes pero era muy difícil ir a visitarla y ahora la trasladamos a la residencia del Padre Ángel, en Villaviciosa. Tiene noventa y cuatros años y está baldada. Esa circunstancia me ha llevado a que estoy conociendo el mundo de las residencias y el problema que tienen en muchas de ellas, sin ánimo de ser crítica, es la ocupación que se les da a los ancianos. Los residentes están limpios, comidos, cuidados, pero? ellos lo que quieren es hablar, comunicarse, contar sus vidas. Les falta el mundo de la ilusión y me digo que tengo que hacer algo por esta gente. Es un proyecto que tengo y lo quiero llevar a cabo. He de volver a "La Golondrina", la residencia de la Cocina Económica. Por lo que veo es igual que la guardería: hay que procurarles una distracción a los ancianos. Hice un taller de escritura en la de mi madre y no; ellos lo que querían era hablar. Voy a ver a mi madre, que de cabeza está perfecta, y me dice, "Mira todos están ante la televisión". Un día les propuse que contaran algo alegre, y todos, hasta los hombres, relataron el nacimiento de sus hijos. Luego les invité a que expusieran algo triste y una señora, con una demencia muy grave, me contó cómo se había matado un hijo con 32 años en un accidente de coche, y me lo describió perfectamente. Al terminar me miró y con mucha serenidad me dijo: "Nunca más me preguntes esto". Y se echó a llorar. Y eso que había sido ella la que quiso contarlo.

- Vuelvo a los niños. ¿Hay diferencia entre los de hoy y los de ayer?

-La diferencia es tremenda. Yo pienso que ahora tienen tanto? Una amiga mía que es psiquiatra me dice que tiene en su consulta niños de 14 años y de 15 con tratamiento a causa de la falta de vivencias creativas. Les falta vivir la vida natural; no inventan, no se relacionan, no descubren, no resuelven obstáculos, no juegan en equipo, no hacen deporte al aire libre. El niño es un bien escaso, y todos los padres quieren tener el más listo, el más alto, el más guapo, el mejor. Tengo la experiencia de oír decir a un padre que su hijo era un superdotado y yo me reía por dentro. El niño tenía tres años. Pienso que lo van a tener más difícil que nosotros. Hay chavales de treinta años que están en casa de sus padres con las carreras terminadas y no saben qué hacer; esa lucha que teníamos nosotros, esas ansias de independencia, ese arriesgar?. No saben tomar decisiones.

- ¿Qué le parece el proyecto del Gobierno de ampliar el servicio de las guarderías?

-Y que sean gratuitas, ¿no? Sería ideal, pero hay que establecer prioridades. Y mi opinión es que deberían ampliar los permisos de maternidad.

- ¿Reza?

-Sí, sigo rezando. Me llevo muy bien con los frailes, pero la cúpula de la Iglesia no me gusta, es como un partido político.

- Hábleme de sus gustos.

-Me gusta la pintura y viajar. Acabo de venir de Grecia y ahora quiero ir a Croacia y visitar las ciudades bálticas.

- ¿Se le pasa por la cabeza volver a casarse?

-Es algo que el tiempo dirá, pero mis hijos ya me han dado permiso.

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